La mitad de los pensionistas vascos vive en la pobreza, mientras la protección social disminuye
Más de la mitad de los pensionistas subsiste por debajo del umbral de la pobreza en Euskal Herria. Este es el dato más relevante que destila un amplio diagnóstico realizado por la Fundación Ipar Hegoa -ligada al sindicato LAB- sobre las condiciones de vida del cada vez más nutrido colectivo de personas mayores y pensionistas en los siete territorios vascos. Las pésimas condiciones en las que estas personas afrontan la última fase de su vida bajan un escalón más en el caso de las mujeres, con ingresos medios muy inferiores a los de los hombres y con la obligación no escrita de seguir trabajando en las labores domésticas sin fecha límite.
Y por si fuera poco, este grupo social debe hacer frente a una creciente disminución de prestaciones en los servicios sociales públicos, fruto de políticas de dejación de unas administraciones que han optado por dejarlos en manos de la iniciativa privada, lo que amenaza con convertirse en el negocio del siglo XXI. Las descarnadas conclusiones del estudio colocan a la sociedad frente al reto de afrontar una profunda reforma del modelo asistencial y de pensiones, porque en esa apuesta se juega el presente y también el futuro.