Dos millones se personas mueren anualmente en el mundo a causa del trabajo. A esta cifra se llega a través de estudios avanzados desarrollados por expertos finlandeses, pero que ni siquiera alcanzan a cuantificar de forma exhaustiva toda la magnitud del problema, fundamentalmente porque no se ha conseguido estimar el volumen total de las enfermedades profesionales de las mujeres. El género aparece de esta manera como uno de los factores que determinan los problemas de salud en el trabajo, toda vez que las mujeres trabajan una media de 63 horas semanales, mientras que los hombres no pasan de 51.

Estos datos se recogen en un reportaje que ofrece hoy GARA en sus páginas de Ekonomia, elaborado a partir de una conferencia ofrecida en Bilbo por Laurent Vogel, experto en prevención de riesgos laborales y director del Instituto Sindical Europeo. Vogel mantiene que las condiciones de trabajo precarias generan desigualdad e injusticia y habla del problema en términos de epidemia social que hay que medir y conocer como instrumento valioso para poder atajarla. Y atendiendo a esas mediciones, en el Estado español todos los parámetros de disparan porque el nivel de precariedad sólo es comparable con la nula exigencia por parte de las instituciones de la prevención en las empresas.