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Las condiciones de trabajo precarias provocan más desigualdad socialy de salud

Las condiciones de trabajo precarias generan más desigualdad social. La invisibilidad del impacto de los accidentes y enfermedades profesionales es grave en el Estado español y es necesario actuar de forma colectiva para alcanzar puestos de trabajo saludables.

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Juanjo BASTERRA

La salud laboral es un objetivo en sí mismo, según explicó el director del Instituto Sindical Europeo (ETUI-REHS) y experto en prevención de riesgos laborales, Laurent Vogel, durante su intervención, bajo el título «Condiciones de Trabajo y desigualdades sociales de salud». Lo dijo en una charla que organizaron ESK y STEE-EILAS con el fin de activar la respuesta conjunta a la elevada siniestralidad y enfermedades laborales que se producen en los centros de trabajo.

Vogel aseguró que es necesario «salir de la invisibilidad». Para ello, estimó vital conocer «el impacto real del trabajo sobre la salud», pero extendiendo su importancia «a la clase y al género». Porque, a su juicio, «es necesario conocer para cambiar la realidad», por lo que expresó, sin ningún tipo de duda, que la acción sindical juega «un papel decisivo» para frenar esa lacra que suponen los accidentes y enfermedades derivadas del trabajo diario.

Laurent Vogel es partidario de considerar estos elementos desde una perspectiva epidemiológica social. «Nos interesa medir las diferencias y tenemos el reto de integrar las condiciones de trabajo a la epidemiología y, por lo tanto, la forma útil de articular la salud pública y la laboral». Para él, las condiciones de trabajo están marcando diferencias importantes entre los grupos sociales y están generando en el mundo del trabajo una importante «injusticia social», porque «en la Unión Europea y en el mundo, en general, se ha mejorado en la esperanza de vida y, sin embargo, ha crecido la desigualdad debido a las condiciones de trabajo».

En general, la siniestralidad laboral se hace «invisible por intereses». Los datos que más se conocen son los de los accidentes laborales mortales, pero existe una ocultación progresiva de las enfermedades profesionales y de las muertes por las mismas. Laurent Vogel fue en este caso muy crítico. Primero explicó que la OIT cifra en dos millones de muertes en el mundo cada año debido al trabajo. «Son datos limitados, que se pusieron en marcha a través de unos estudios avanzados finlandeses. Digo limitados -explicó el director del Instituto Sindical Europeo- porque hay una subestimación de las enfermedades profesionales de las mujeres. No porque se haya querido ocultar desde esos expertos, sino porque no había datos médicos concretos. No tiene nada que ver con el cáncer de mama, pero es uno de los problemas más importantes que sufren las mujeres, también las trabajadoras», precisó.

Vogel indicó el camino que se debe seguir para elaborar un mapa de la situación de la salud en el trabajo, pero desde una perspectiva integral en base a todo el tiempo en actividad. Para él, es muy importante analizar las condiciones de trabajo desde el punto de vista del hombre y de la mujer, «hacer un rompecabezas desde abajo», precisó, Porque, a su juicio, «nos indicará unos parámetros diferentes para cada género». En este caso, el responsable del Instituto Sindical Europeo puso un ejemplo sobre el tiempo de trabajo, ya que estimó que las mujeres trabajan a la semana 63 horas, entre trabajo remunerado y no remunerado, y los hombres, en el mejor de los casos, no pasan de 51 horas, según los datos de la Fundación Dublín. «Es muy importante el género dentro de la organización del trabajo, ya que se demuestra esa desigualdad en el trabajo, porque las mujeres soportan mayor trabajo repetitivo, más presión temporal, una organización disciplinaria del trabajo más abusiva y luego el trabajo en casa».

En el Estado español se producen el 20% de los accidentes de la Unión Europea. Un nivel muy alto que, a juicio de Vogel, tiene que ver con la fuerte precariedad laboral existente. En este caso, dejó claro que «la precariedad eleva el riesgo a sufrir accidentes de trabajo», por lo que llamó a intervenir en el «control de la organzación del trabajo y en mejorar el mercado laboral» para avanzar «hacia una salud laboral más adecuada con los tiempos modernos».

Laurent Vogel mostró una serie de debilidades que se producen en la salud en el Estado español, que no se reproducen en el conjunto de la Unión Europea. Para él, los servicios de prevención «viven en un mundo aparte», ya que no tratan de conocer la realidad del trabajador «de las condiciones en que trabaja», sino que «buscan hacer el juego a quienes les pagan: los empresarios». La falta de vigilancia de la salud, a juicio de Vogel, es dramática en el Estado español. Puso como ejemplo «el importante retraso que el Estado español tiene en relación al reconocimiento de los cánceres por amianto». También destacó que «hay una ocultación muy atrevida de las muertes por enfermedad profesionales, ya que se calcula que se producen 16.000 al año y, en el mejor de los casos, sólo aparecen cuatro en las estadísticas oficiales» y, por último, dijo que las mutuas «han sido un freno para la prevención».

millones

de muertos por accidentes de trabajo y enfermedades laborales se producen en el mundo. En la UE suman 160.000 accidentes mortales.

Un obrero está diez veces más expuesto a un cáncer que un directivo

Laurent Vogel fue práctico a la hora de reclamar una mejora de la salud. Recordó, sin embargo, que los diferentes estudios muestran que el impacto es mayor entre los trabajadores que entre los directivos. la desigualdad social es evidente. En un informe del estado francés, indicó que los obreros cualificados están más de diez veces expuestos a una exposición a productos cancerígenos que los directivos y más de tres veces más que un profesional intermedio. El experto de origen belga reconoció que «hay que hacer de la salud no un problema individual médico, sino que debe ser colectivo. Debe tomarse en conjunto». Reclamó más «activismo» a los delegados de prevención y a las central sindicales. J. BASTERRA

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