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Las tierras y el vino de Irulegi aprenden a conocerse geológicamente

El sindicato de la denominación del vino de Irulegi y la asociación BLE (Biharko Lurraren Eguna) han coordinado una cartografía de su zona de cultivo. Este mapa geológico posibilitará ahora a los productores utilizar métodos de fertilización que optimicen la capacidad de las tierras.

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Saber como es nuestra tierra y comprender lo que puede aportar a la viña tanto hoy como en el día de mañana». Estas fueron las palabras que escogió el presidente de la cooperativa de Irulegi, Michel Bergouignan, para explicar la razón de la creación de esta cartografía. El sindicato del vino bajonavarro, que tiene su propio label, acaba de hacer un mapa geológico de sus tierras que ayudará a los productores vitícolas a mejorar su producto y a aprovechar todas las capacidades que le ofrece el suelo de las diez localidades que se encuentran entre Baigorri y Donibane-Garazi, entre ellas la que da nombre a la denominación, Irulegi. Se trata de un proyecto innovador, ya que propone una manera de diferente de tratar las tierras y las cepas basándose en los datos recogidos en la cartografía.

El geólogo encargado del proyecto, Yves Hérody, explicó con énfasis las novedades que acarrea esta nueva cartografía en comparación con todas las hechas anteriormente. Por un lado, no sólo determina las diferentes capas geológicas, sino que concreta la estructura de las rocas. Resalta también el hecho de que por primera vez se dará a estos estudios una utilización práctica, más allá de su valor teórico.

A través de este estudio se pretende unir la agricultura y la geología. Basándose en la composición mineral de las rocas se tratará de utilizarlas para que aporten lo necesario a la tierra, y, a su vez, se intentará rentabilizar ésta para la vid de la que se extraerá la uva para hacer el vino. El método consiste en utilizar ciertas técnicas que ayuden a revalorizar las capacidades innatas.

Lo que hace de este proyecto algo diferente e innovador es el hecho de que en lugar de usar el método de sustitución como técnica agrícola se trata de optimizarlo. Es decir, en vez de aportar a la tierra lo que le falta para que contenga los niveles de minerales apropiados para que haya una buena cosecha, primero se hace un estudio del lugar. El geólogo Yves Hérody explicó así el fundamento del sistema: «En vez de dar lo que creemos que falta, hay que plantearse algunas preguntas. ¿Existe lo que necesito en la reserva geológica y orgánica del suelo? ¿Cómo movilizarlo? Y, por último, ¿qué hacer para que pase a la planta?».

A través del reagrupamiento de los minerales con condiciones de formaciones vecinas que caracterizan la composición de la roca, los expertos han determinado lo que cada tierra puede aportar a nivel mineral. El sistema de optimización establece ciertos métodos para extraer los minerales que contiene la «roca madre» manteniéndola en estado de inestabilidad, ya que solo así es fértil. Tal y como declaró Michel Bergouignan, «hay que mantener la tierra activa».

Hérody resaltó «la complejidad del sistema geológico de la zona». Las tierras agrícolas del viñedo pertenecen a tres familias diferentes. Por una parte se pueden encontrar los terrenos ligeros sobre arenisca roja del triásico, también hay suelos arcillosos sobre ofita de Keuper y, junto a ellos, terrenos calcáreos. La zona también goza de un microclima resguardado de los vientos del norte por las montañas. Todo esto, usto unido a las cepas de las vides que son también de origen autóctono, hace del vino de Irulegi una marca registrada muy reconocida.

Yves Hérody explicó que todas estas características específicas y únicas de la zona de Baigorri-Garazi podrían desaparecer del gusto típico del vino de Irulegi si la manera de tratar la tierra supusiese que esta contuviese los mismos componentes que cualquier otra que se halle en las antípodas de Irulegi. Puso como ejemplo que en Chile hacen un vino de gran calidad y que, al utilizar todos los viticultores los mismos métodos y las mismos productos para que la tierra tenga unas características estándar, con el tiempo probablemente no se notarán las diferencias entre un vino chileno y uno de Irulegi.

Hérody describió el sistema en toda su complejidad. Al tratar de extraer de la tierra los minerales necesarios para la agricultura, también se obtienen otros componentes que forman parte de ella y que no siempre son los deseados: «Tú quieres potasio pero con eso también te sale aluminio, y para hacer frente a esos minerales es necesario poner en marcha sistemas de autorregulación muy complicados». Estos productos que forman parte de la tierra y que no son siempre los deseados son los que en pequeñas dosis caracterizan a los productos, junto con las moléculas orgánicas.

Aunque el fundamento del sistema se basa en las capacidades de las rocas, el proyecto va más allá, ya que también se tienen en cuenta la fluidez del agua o la optimización del sistema dual que existe entre el suelo y la planta. Por ello, el geólogo Hérody declaró en varias ocasiones que se trata de «un método complejo».

Económico y ecológico

Además de las ventajas cualitativas, los productores de vino subrayaron la ventaja económica del sistema optimizador. Una vez hecho el costoso estudio, se trata de utilizar el mínimo necesario de fertilizantes para que la tierra sea productiva, lo cual supone un gran ahorro. El productor Michel Riouspeyrous, que lleva más de once años utilizando la práctica propuesta por el equipo de Yves Hérody, definió así las ventajas del proyecto: «Nos han hecho comprender el suelo y el peligro de no hacerle caso. Perderíamos la tipicidad de nuestro terruño, además de que sale mucho más caro».

Varios ponentes subrayaron el interés añadido del sistema en estos tiempos de crisis. Entre ellos, Jon Harlouxet, de la asociación BLE: «La gente se está movilizando a favor de este sistema, sobre todo ahora por la crisis económica. Pero además no hay que olvidar que ayuda a evitar la contaminación de las aguas, lo cual también supone un gran costo para las instituciones públicas».

La asociación BLE (Biharko Lurraren Eguna) ha formado parte del proyecto y su representante, Harlouxet, señaló la ventaja a nivel ecológico que aporta esta manera de considerar la agricultura. La asociación se presenta como el interlocutor a favor de una agricultura ecológica, autónoma y ecónoma en Euskal Herria. Jon Harlouxet declaró que se trata de «una forma de ver la agricultura que tiene un gran interés medioambiental, ya que evita los problemas de polución que derivan de los productos químicos que se utilizan en el cultivo».

BLE aconseja a los agricultores que desean introducirse en la producción ecológica y les acompaña en la transformación. A día de hoy, el 35% de la producción de Irulegi es ecológica. Nueve productores son ecológicos y dos están en proceso de conversión.

Harlouxet destacó la autonomía y la independencia del productor gracias a este método: «El productor tiene autonomía para decidir, no le dicen lo que tiene que hacer, él posee los datos y toma las decisiones basándose en ellos». Y goza también de mayor independencia en el sentido de que todos los productos que necesita se encuentran en las cercanías.

El proyecto ha sido financiado por varias instituciones públicas y sus representantes acudieron a la presentación del proyecto. La vicepresidenta del Consejo de Aquitania y responsable de Agricultura, Beatrice Gendreau, mostró gran interés ante este nuevo planteamiento y dijo que «en Dordoña estamos muy interesados por el tema de la agricultura y la ganadería y también por esta manera de plantear el desarrollo sostenible». El Estado francés y el Consejo General de los Pirineos Atlánticos también han financiado este proyecto basado en la cartografía como fuente de optimización.

La asociación BLE aprovechó la oportunidad ante los representantes políticos para dar a conocer el beneficio que supondría utilizar este método también entre los ganaderos de Ipar Euskal Herria.

La optimización de las tierras se basa en métodos simples y concretos

«Hay que hacer que funcione la microbiología y no el abono», explicó el viticultor Michel Riouspeyrous, que lleva aplicando el sistema de optimización más de once años. Declaró que él decidió elegir este método por diferentes razones: «Para respetar la tierra, pero además porque es más económico y es posible mejorar la calidad del producto».

Una vez estudiadas las tierras del viñedo de Riouspeyrous, los expertos del gabinete del geólogo Yves Hérody establecieron que para que su terreno fuese fértil debería de utilizar diferentes abonos. Por un lado usa la cal, tal y como establece el sistema clásico, pero con algunas diferencias. Tanto la clase como la cantidad son diferentes, utiliza diez veces menos de lo que le recomiendan los expertos en el clásico sistema de sustitución, y es de un tamaño mucho mayor; en vez de cal en polvo, recurre a pequeñas piedras de entre cero y cuatro milímetros.

Riouspeyrous utiliza también menor cantidad de fertilizantes orgánicos: «Utilizo mucho el compost y abono de oveja mezclado con helechos, me dijeron que en mis tierras era lo mejor. Esto me da mucha autonomía porque encuentro los productos al lado de casa». El geólogo y agrónomo Yves Hérody explicó que el helecho es un gran autorregulador que impide que pasen a las vides los minerales no deseados.

Ha cambiado también la forma de trabajar la tierra. Riouspeyrous labra la tierra muy superficialmente, sólo dos o tres centímetros. «También miramos cómo fluye el agua y el aire, ya que algunas veces eso puede traer problemas. Para arreglar esto se plantan árboles en los lugares adecuados», detalló el viticultor.

ÚNICO

Todas las características específicas y únicas de la zona de Irulegi podrían desaparecer del gusto típico del vino si la manera de tratar la tierra fuera igual a la empleada en cualquier otra parte del mundo.

Dos

tercios

La denominación de Irulegi cuenta con 220 hectáreas labradas a una altitud de entre 200 y 450 metros. La pendiente de sus campos de cultivo llega hasta 80%. Dos tercios de los viñedos están en terrazas.

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