Atentados en Mumbai
Comandos de élite seguían luchando por retomar el control de la ciudad
Las fuerzas de seguridad indias seguían ayer combatiendo para tratar de reducir a los atacantes atrincherados en Mumbai tras los atentados del miércoles, que se han saldado con la muerte de al menos 160 personas y más de 300 heridos. La Policía aseguró haber tomado el control del hotel Oberoi/Trindent y del centro judío Nariman House, pero los enfrentamientos continuaban en el Taj Mahal, donde, resistían dos de los atacantes fuertemente armados.
GARA | MUMBAI
Dos días después de que un grupo de personas armadas llevara a cabo una serie de atentados coordinados en siete lugares de Mumbai frecuentados especialmente por extranjeros, los enfrentamientos entre los asaltantes atrincherados y los coman- dos de élite indios que trataban de retomar el control de la ciudad continuaban. En la madrugada de hoy (noche de ayer en Euskal Herria) seguían escuchándose disparos y explosiones en distintos puntos de Mumbai, sobre todo, en torno al hotel Taj Mahal, donde, al parecer, dos de los atacantes seguían atrincherados y fuertemente armados oponiendo resistencia.
Hasta el momento, el número de muertos asciende a 160 personas y los heridos, a 327, mientras las autoridades indias tratan de identificar a los responsables de la masacre, con pistas que, dicen, apuntan hacia Pakistán, aunque Islamabad insiste en negar cualquier implicación.
Durante el día de ayer, la Policía anunció que el hotel Obaroy/Trident quedó «completamente bajo control» y «libre de terroristas», después de que efectivos de élite lo asaltaran desde su azotea matando a once atacantes atrincherados. Allí encontraron más de 30 cadáveres. En similares circunstancias se produjo el asalto al centro judío Nariman House, acción en la que murieron dos «terroristas» y cinco rehenes. Aunque en un principio se afirmó haber tomado el control del centro, a última hora los comandos seguían tratando de asegurar el edificio.
Más difícil fue retomar el control del hotel de lujo Taj Mahal, donde los enfrentamientos continuaban entre tropas de élite y los autores de la acción del miércoles. El Ejército atacó con granadas el establecimiento buscando la rendición de los atrincherados, pero dos de ellos presentaron resistencia. Allí, los enfrentamientos se saldaron con 30 rehenes muertos, según informó la agencia de noticias Press Trust of India.
El ministro indio de Asuntos Exteriores, Pranab Mukherjee, insistió en que las primeras evidencias revelaban que los autores de los atentados tenían vínculos con Pakistán. Por ello, instó a Islamabad a que desman- tele las infraestructuras de apoyo a los grupos armados.
Por su parte, el presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, telefoneó al primer ministro indio, Manmohan Singh, para condenar los hechos y señaló que los responsables de esos hechos «no eran agentes del Estado». Mientras, su ministro de Exteriores, Shah Mehmud Qureshi, pidió a India que una esfuerzos con su país frente al «enemigo común». Ayer se anunció que el jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Pakistán (ISI), el teniente general Ahmed Shujaa Pasha, aceptó trasladarse a India para compartir con Delhi las informaciones de que dispone sobre las milicias armadas. Esta visita había sido solicitada por Singh.
En un principio se atribuyó la autoría de los ataques a la organización islamista Deccan Muyahidiny, que los reivindicó. Sin embargo, tres de los detenidos durante la contraofensiva del Ejercito indio dijeron ser miembros de la célula insurgente con sede en Pakistán Lashkar-e-Taiba (Ejército de los Puros), según el diario «Hindu», pero ésta negó el jueves su implicación.
El eurodiputado de CiU Ignasi Guardans calificó de «sorprendente» que la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, saliera corriendo «ella sola» después de los atentados de Mumbai, dejando a parte de su comitiva en India.