Nazanín Amirian 2008/11/28
Batalla por la hegemonía mundial
Público.es
El objetivo de los ejércitos de una treintena de países al invadir y ocupar Afganistán no ha sido ni proporcionar el bienestar a sus sufridas gentes, como afirman unos, ni la lucha contra el terrorismo para garantizar la paz mundial, como señalan otros. Las falsedades sobre Irak nos invitan a buscar las otras razones para agredir al país centroasiático y saber por qué Afganistán se va a convertir en la prioridad de la política exterior de la Administración Obama.
Sin rodeos, son dos las principales razones por las que la milenaria Ariana, la Tierra de los Arios, sea hoy el enclave más importante en la lucha de las superpotencias para hacerse con la hegemonía mundial. Primero, su posición estratégica: este peculiar «Estado tapón» comparte fronteras con China, las repúblicas ex soviéticas, Pakistán e Irán. Y segundo, Afganistán es la única llave de acceso a toda Asia Central para las compañías occidentales de energía, impacientes por echar mano a los 236 billones de metros cúbicos de gas y los 160 millones de barriles de petróleo que esconde en su seno. (...)
El 4 de diciembre de 1997, una delegación talibán fue recibida por el presidente de EEUU Ronald Reagan, quien se negó a pagarles los cien millones de dólares por año que pedían por el peaje. Tiempo después se decidió poner fin a la existencia de esta pandilla de criminales dando luz verde a los medios de comunicación para emitir imágenes de lapidaciones y demás barbaridades, con el fin de que la opinión pública legitimara una intervención para «liberar a las mujeres afganas del burka y al mundo del terrorismo», deshaciéndose así de unos colaboradores ineptos y poco fiables. (...)
Pero ha sido el pueblo afgano la gran víctima de este plan geoestratégico y económico: cerca de un millón de muertos, unos tres millones de mutilados, cinco millones de refugiados y un país entero aplastado a causa del uso indiscriminado de todo tipo de armas de destrucción masiva, incluido el uranio empobrecido. (...)
Sin embargo, los primeros sueños teñidos de fuel y de poder se desvanecen en el profundo descontento de los ciudadanos afganos que servirá para engrosar las filas de los insurgentes, y sobre todo por las gestiones de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), constituida en 2001 y formada por China, Rusia y las repúblicas de Asia central (Tayikistán, Kazajstán, Kirguizistán y Uzbekistán); India, Irán y Pakistán como miembros observadores; y la perspectiva de integrarse Brasil y Venezuela. (...)