El dicho popular advierte de que dos gallos en un mismo corral acaban picándose entre ellos. El símil puede servir para explicar el enfrentamiento entre UPN y PP, o si se prefiere, entre Miguel Sanz y Jaime Ignacio Del Burgo. Este último ha cambiado ahora de «corral», o mejor dicho, ha regresado al del que procedía. Nada más inaugurarse la sede del PP en Iruñea, el viernes, una de las figuras más influyentes de la política navarra daba sus impresiones a GARA.

Después de tantos años de estancia en UPN, ¿qué sensaciones tiene al encontrarse en una sede distinta?

A mí me hubiera gustado que no se hubiera producido la inauguración de esta sede del PP. Pero para eso había una premisa, que es que no se hubiera roto el pacto. Y para que no se hubiera roto el pacto, alguien debía haber actuado con lealtad a los principios del pacto. Éste era muy claro: nosotros, el PP, nos disolvemos en Navarra y usted [UPN] hace lo que quiera dentro de Navarra, pero a cambio colabora en Madrid, en las Cortes Generales, en la política nacional del PP. Ésa fue la razón de la disolución; si no, el PP nunca se hubiera disuelto en Navarra. No tenía ningún sentido disolverse si no hubiera existido esa contraprestación.

Lo que UPN no puede pretender es ser soberano en Navarra para hacer su política y tener en Madrid manos libres para actuar como le convenga. Eso no lo puede aceptar el PP sin más, porque entonces significa que ha desaparecido absolutamente de una comunidad como es Navarra. Por lo tanto, la ruptura la ha provocado esta actuación de UPN, que era radicalmente contraria al pacto. El hecho de que ahora el PP sea una realidad en Navarra, a mí, personalmente, me satisface.

Pero al margen de esta actitud de UPN, la sensación generalizada es que no existen diferencias ideológicas entre UPN y PP. ¿Cree que esto es así?

Hasta hace cuatro días nosotros decíamos lo mismo, y a partir de ahora vamos a seguir diciendo lo mismo. Ahora resulta que nosotros debemos ser algo así como de la ultraderecha y, de pronto, les hemos permitido a los de UPN que se centraran. A mí me sorprende mucho que se hable de centralismo cuando, por ejemplo, se rechaza de plano la existencia de la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución, que no es otra cosa que respetar la libre voluntad de los navarros. Otra cosa es que nosotros planteamos que, en el supuesto de que haya una reforma constitucional, se derogue esa Transitoria Cuarta, pero que las garantías que contiene de respeto a la libre decisión del pueblo navarro se mantengan con carácter general en la Constitución o en el Amejoramiento del Fuero por si alguien quiere algún día renunciar a esa comunidad foral.

Pero parece que hay una cierta desconfianza hacia el pueblo navarro. Yo tengo fe en el pueblo navarro y trato de convencerle de que el camino que nosotros hemos dotado a través de la Constitución y el Amejoramiento del Fuero es el adecuado. Respeto que haya otras posiciones, y al final es el pueblo el que decide. La titularidad del Fuero es del pueblo navarro y de nadie más. Por lo tanto, el pueblo navarro es muy libre de cambiar de criterio y yo trabajaré hasta el extremo para que no cambie de criterio, para convencerle de que éste es el camino. Pero respeto que haya otros caminos y que, si son mayoritarios, en una posición democrática hay que aceptar y respetar.

La división entre UPN y PP ya es un hecho. ¿Considera que, llegadas unas elecciones, puede haber cierta confusión en el electorado navarro de centro-derecha al encontrarse con dos ofertas similares?

Dependerá del tipo de elecciones. La primera elección es la europea [en 2009], y ahí está claro, porque UPN nunca se ha presentado con sus propias siglas a esas elecciones. No sé que hará UPN, pero nosotros presentaremos la candidatura nacional y habrá un navarro en esa candidatura. Luego vienen las elecciones forales, pero faltan dos años y medio y todavía tiene que llover, nevar, hacer frío y calor. Hay tiempo para ver qué es lo que se puede hacer.

En cualquier caso, lo que se haga nunca será sobre la base de la disolución del PP, sino de un diálogo entre partidos que pueda conducir a otro tipo de entendimientos.

Usted admite que no hay diferencias ideológicas entre UPN y PP. Entonces, ¿se trata de diferencias personales entre dirigentes de ambos partidos?

Yo ya sé que Miguel Sanz pretende hacer de esto un asunto entre él y yo. Pero esto no es así. La presencia del PP en Navarra es un proyecto colectivo y yo ni siquiera estoy en la primera fila. De manera que pretender que esto es un duelo personal entre él y yo me parece absurdo. No tiene ningún fundamento, y desde luego Sanz sabrá por qué lo quiere hacer así. A mí me parece que el señor Sanz está confundiéndose, no digo de enemigo, porque yo nunca me he considerado enemigo de Sanz y no me considero enemigo ahora, sino todo lo contrario. He colaborado estrechamente en que él pudiera llegar hasta donde está y se mantuviera donde está. Desde el año 1991, en que nos juntamos en el mismo partido, he colaborado con toda lealtad hasta el momento de la ruptura. Por lo tanto, Sanz se equivoca. Si cree que el ir bombardeando contra Del Burgo le va a servir de algo, está en un error. Es muy libre de hacer lo que quiera, pero se equivoca.

El proyecto del PP está sustentado por muchísima gente y yo soy uno más dentro de ese proyecto. Intentar hacer un duelo personal entre Sanz y yo me parece absolutamente ridículo. Eso no tiene ningún sentido y, además, yo no voy a participar en ello.

Así las cosas, ¿ve posible que UPN y PP se presenten algún día juntos a unas elecciones?

Yo soy creyente y creo que el futuro sólo está en manos de Dios.