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Nos cocemos en nuestras mentiras sin asumir sus efectos

Dabid LAZKANOITURBURU | Periodista

Vale que aborden un atunero vasco. Pero lo del superpetrolero «Sirius Star»... es pasarse de la raya. Cruzar el Rubicón.

Occidente mira a las costas somalíes estupefacto y tilda a los secuestradores de «piratas». ¿Insulto. En todo caso, zozoak beleari... ipurbeltz.

Lo sorprendente sería esperar otra cosa de un Estado fallido como Somalia, descuartizado por una partición heredada de la época colonial (Somalilandia, Puntlandia, Djibuti...) y desangrado en una guerra civil eterna atizada desde Occidente.

A mediados de este decenio que está a punto de expirar, los Tribunales Islámicos lograban instaurar el orden en la mayor parte de Somalia. Poco duraron. EEUU lanzó al Ejército etíope a expulsarlos y a volver a instaurar en el poder a los señores de la guerra. Ya se sabe, eran islamistas... Mejor el caos.

Dos años después, los mismos islamistas vuelven a llamar a las puertas de Mogadiscio. Sólo han muerto otras decenas de miles de somalíes y cientos de miles han huido.

El mismo esquema sirve con los talibán afganos. Tras arrinconar a los señores de la guerra y a sus cultivos de opio, fueron expulsados por EEUU. Siete años después, todo el mundo se pierde por negociar con ellos.

Kivu Norte, Irak, Pakistán... Nosotros mismos creamos los monstruos y luego nos llevamos las manos a la cabeza. Cinismo que resultaría cómico si no fuera trágico.

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