Al menos 34 manifestantes antigubernamentales resultaron heridos por la explosión de una granada durante una protesta ante la sede de Gobernación en Bangkok. La granada impactó cerca de las oficinas del primer ministro, ocupadas desde agosto por seguidores de la Alianza del Pueblo para la Democracia.

En el aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, el principal de Bangkok y uno de los más transitados de Asia, 2.000 manifestantes provistos de barras de hierro, palos de golf y madera obligaron a replegarse a unos 150 policías que montaban controles a unos dos kilómetros de la moderna terminal con el fin de impedir que más tailandeses se unieran a la protesta. Varios miles de personas han acampado allí con televisores portátiles, aparatos de música, sillas y mantas extendidas sobre el suelo, mientras que voluntarios de la Alianza distribuyen víveres.

La Autoridad de Aeropuertos de Tailandia señaló en un comunicado que las instalaciones seguirán cerradas por los menos hasta mañana.

En el viejo aeropuerto de Don Muang, a unos 30 kilómetros al norte de la capital y también en poder de la Alianza, un grupo de manifestantes casi linchó a una sargento de la Policía que fue capturada cuando intentó infiltrarse en la concentración, según informó la televisión local.

El portavoz de la Policía, el general Amnuay Nimmano, amenazó con emplear la fuerza para desalojar los aeropuertos, en los que el primer ministro, Somchai Wongsawat, decretó el estado de emergencia. En un discurso emitido por la radio estatal, pidió a la población que no apoye a la Alianza, a cuyos partidarios llamó «delincuentes».

Somchai se ha visto obligado a instalar temporalmente la sede del Gobierno en Chiang Mai, a unos 600 kilómetros al norte de Bangkok y bastión del gubernamental Partido del Poder del Pueblo. El miércoles, de regreso de un viaje oficial, decidió no aterrizar en la capital.

Las autoridades comenzaron el viernes a negociar con la Alianza una salida a la crisis, pero sus líderes han dejado claro que proseguirán con las protestas hasta que Somchai, cuñado del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, dimita y convoque nuevas elecciones. El jefe del Ejército tailandés también ha respaldado esta exigencia.

En una carta escrita desde Hong Kong y publicada ayer por varios medios locales, Thaksin advirtió de que un nuevo golpe de estado acarreará un derramamiento de sangre. «Los militares golpistas no lo tendrán tan fácil como en el pasado, pues la gente en Tailandia atraviesa ahora momentos duros», manifestó. Asimismo, acusó a «ciertos funcionarios» de no acatar las órdenes del Ejecutivo.

Thaksin, huido del país a raíz de los cinco procesos que tiene abiertos por corrupción, abuso de poder y evasión de impuestos entre otros cargos, fue depuesto en 2006. A principios de noviembre, las autoridades británicas le retiraron el visado que le permitía residir en Londres, donde tiene una casa, y desde entonces, viaja entre Hong Kong, Dubai y Pekín