Maite SOROA
Los dineros de Batasuna
Después de sucesivas ilegalizaciones, detenciones, cierres de sedes oficiales, encarcelamientos y apalea- mientos varios, los mandamases españoles han decidido que ya es hora de consumar la liquidación del patrimonio de la izquierda abertzale (a la que ya han venido pelando con la reiterada «retención» de sueldos y subvenciones) y cuando han echado cuentas resulta que se van a llevar menos de lo que esperaban.
Por eso, José Antonio Vera, que fue director de «La Razón», se quejaba en ese rotativo: «Que el tesoro público vaya a ingresar sólo quinientos euros como consecuencia de la liquidación de bienes de Batasuna suena a broma». Broma, lo que se dice broma, es que venga alguien en nombre de la Justicia y te vacíe la cartera, ¿no les parece?
Vera se queja más aún: «Se da la circunstancia de que el patrimonio reconocido de la organización proetarra se eleva a casi dos millones de euros, y que según la Ley de Partidos, ese dinero debería destinarse a `actividades de interés social y humani- tario'. Pero al final resulta que los trescientos millones de las antiguas pesetas encontrados no servirán para ayudar a las víctimas del terrorismo ni a los familiares de las fuerzas de seguridad amenazados. El dinero será para las cajas vascas acreedoras de Batasuna. Lo que quiere decir que si hay que devolver fondos a las entidades financieras es porque éstas con anterioridad los habían prestado». Y ¿de dónde sacan el resto de los partidos el dinero? Pues de préstamos, claro.
Y ahora que HB está en liquidación, dice Vera, las cajas «se pelean por reingresarlos». Y eso le debe parecer extraño al individuo en cuestión. Concluye con el lamento y, de paso, una embestida: «Ante semejante situación cabe preguntarse: ¿Por qué las cajas vascas dieron en su día dinero al brazo político de ETA? ¿Por qué esas mismas entidades ponen publicidad en los periódicos y revistas de ETA? ¿Por qué no exigieron a Batasuna el pago de los créditos ni hicieron uso de las garantías? Una cosa es que lo hicieran para evitarse problemas, y otra distinta que ahora demanden su devolución. Si no lo hubieran prestado no tendrían que reclamarlo. Y ese dinero podría servir para ayudar a quienes de verdad sufren el zarpazo del terror». Pues pienso yo que lo mejor sería que lo disfrutaran quienes lo obtuvieron de manera legal y de forma impecable pagaban los intereses.