La comisión de investigación que durante los últimos meses ha analizado en el Parlamento de Gasteiz las irregularidades económicas detectadas en el museo Guggenheim de Bilbo cerró ayer sus sesiones de trabajo. Ahora y, tras la incorporación de las modificaciones que planteen los distintos grupos al borrador que fue presentado ayer por el presidente de la comisión, Antonio Rivera (PSOE), el dictamen resultante será elevado al pleno del Parlamento.

La vía de investigación se centra en dos de los escándalos surgidos en torno al funcionamiento económico de la pinacoteca; por un lado, el desfalco de medio millón de euros llevado a cabo por el ex responsable financiero del museo, Roberto Cearsolo -investigación que no tiene que ver con la de la Fiscalía- y, por otro, la ruinosa operación de compra de divisas que supuso para el museo una pérdida de más de 7 millones de euros. El presidente de la comisión parlamentaria no quiso entrar ayer a comentar las informaciones publicadas estos días en un diario bilbaino, a las que tildó de «filtraciones», aunque recogen de forma detallada el contenido del borrador del dictamen que Rivera presentó en la comisión que preside. Respecto al desfalco llevado a cabo por Cearsolo, según estas informaciones, el borrador extiende las responsabilidades de lo sucedido al propio director del museo, Juan Ignacio Vidarte. Éste habría dado carta blanca a Cearsolo; es decir, que, según el informe, era consciente y consentía la falta de control financiero de su responsable económico.

Cearsolo sería también el autor de otro de los hechos analizados por la comisión: la compra de dólares como inversión para adquirir obras de arte en un futuro, en una operación que salió rana, ya que el dólar se depreció frente al euro, con desastrosos resultados. Aquí también el borrador acusaría directamente a Vidarte de dar el visto bueno a la compra, por su cuenta y riesgo, sin que pidiese consejo al comité asesor del patronato. En su comparecencia ante la comisión, la consejera de Cultura, Miren Azkarate y presidenta de la Sociedad Tenedora (la que gestiona las compras en el Guggenheim), habría redundado en ello. También ayer se reunía la comisión parlamentaria que investiga otro escándalo, el de las irregularidades del futuro museo Balenciaga. Aquí el dictamen está más avanzado.