En la prensa contrainsurgente han llegado a un punto de delirio que, hace unos meses, parecía difícil de imaginar. El sábado, un centenar de ex presas y ex presos ofrecieron una rueda de prensa en Usurbil, a unos metros de donde se celebraba la feria del juguete y a algunos les parece suficiente para disolver la corporación municipal. El editorialista de «El Mundo» se echaba las manos a la cabeza y preguntaba: «¿Cómo es posible educar correctamente a unos niños o unos adolescentes que, en un pueblo como Usurbil y otros muchos, reciben continuamente unos mensajes en los que se presenta desde su Ayuntamiento a los asesinos de ETA como héroes?». Y a partir de ahí, llegaba a donde quería: «Ello corrobora la necesidad de proceder cuanto antes a la disolución de las corporaciones gobernadas por una ANV que no tiene empacho en mezclar una actividad infantil con las reivindicaciones de ETA». Se plantea, además, la disolución de corporaciones como una medida casi humanitaria «ya que existen sólidos argumentos jurídicos y suficiente consenso político para evitar que un partido que ha sido ya ilegalizado por el Supremo pueda seguir haciendo más daño a la juventud -y a la infancia- vasca». La memez es de categoría.

También Carmen Gurruchaga, en «La Razón», se sumó a la cruzada y denunciaba «la perversión a la que está sometida la celebración del Olentzero». Lo dice porque el día de Nochebuena «cientos de olentzeros populares, acompañados de grupos de personas vinculadas a la izquierda abertzale, recorren distintas localidades de la geografía vasconavarra, entonando las canciones típicas, pero pidiendo dinero para los presos de ETA por los comercios y bares que encuentran a su paso. También los viandantes que inocentemente se paran a escuchar la música, y los vecinos de los pisos de los portales en los que se detienen a actuar, deben contribuir a un fin con el que en muchos casos no estarán de acuerdo. Pero los niños que, impávidos, asisten al espectáculo, asumirán con normalidad esa entrega `voluntaria' de dinero destinado a los `pobres' presos de la banda». A este paso terminarán por detener a Olentzero. Y Santiago González, en «El Mundo» decía que «naturalmente, EA, Aralar, el PNV y el PSE deberían plantear una moción de censura contra los seis concejales que sostienen a ANV al frente del Gobierno municipal de Usúrbil. Por higiene. Para que el futuro de esos niños no se parezca al pasado y al presente de los tipos que estaban sentados en las gradas». Están mal, muy mal.