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Tras las últimas detenciones

«El juez aceptó los informes médicos sólo después de levantar la incomunicación»

Haizea Ziluaga abogada defensora

Haizea Ziluaga es una de las letradas que ha podido hablar con los detenidos tras pasar por el despacho del juez Pedraz. No duda en tildar de «salvajadas» los maltratos que ha escuchado ella... y también el magistrado. Ni siquiera las visitas médicas cada ocho horas los han impedido.

Se hace necesario repasar lo ocurrido con estas detenciones desde el inicio. ¿Cuándo y cómo se acepta aplicar el llamado «protocolo garzón»

A Amets Ladislao, Xabier Gutiérrez e Ibai Egurrola los detienen el lunes. Y, por cierto, según sabemos por la versión policial, eso ocurre después de dejarles pasar la muga para que los arreste la Guardia Civil. Hasta el martes no se conoce siquiera su identidad. Ese día son las familias las que se ponen en contacto con los abogados para decirles que están detenidos. Los abogados piden que se les ponga inmediatamente a disposición judicial, independientemente que se les aplique el protocolo. El juez Pedraz contesta que sí sólo a esto último. Esto ocurre ya el miércoles.

La medida aparentemente más garantista es la visita del médico que designen los arrestados. ¿Se lleva a efecto?

Sí, pero no les ve hasta la noche del miércoles, es decir, cuando ya llevan 48 horas detenidos e incomunicados. También hay que precisar que este médico va en todo momento acompañado por el forense de la Audiencia Nacional. Se hacen visitas cada ocho horas.

¿Cómo se encuentra a los detenidos?

Dan muestras de tener mucho miedo y de no atreverse a explicar todo lo que están pasando en los calabozos. Se les hacen análisis exhaustivos, incluyendo la toma de tensión... Se hace todo siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales para estos casos. Las revisiones se realizan cada ocho horas hasta que pasan a disposición judicial.

TAT ha denunciado que el juez Pedraz no recoge esos informes. ¿Qué ocurre?

Lo que dice Pedraz es que esos informes se tienen que aportar el día en que los detenidos sean llevados ante el juez, es decir, que no los acepta hasta el sábado, una vez que ya ha levantado la incomunicación. En ese informe se recogen maltratos, pero para entonces el juez ya lo sabe porque se lo han denunciado todos los detenidos. Los cinco le dicen que han realizado las declaraciones policiales bajo maltratos de todo tipo. Los testimonios son muy duros. A todos, hombres y mujeres, los han tenido desnudos, les han echado agua fría, les han puesto la bolsa más de 50 veces... Explican que los guardias civiles hacen un círculo y les golpean, hablan de golpes con listines de teléfono en los órganos sexuales, de amenazas de violación, de manoseos de todo tipo... A uno le hacen coger una pistola con la mano. Hay amenazas de electrodos. También explican que han tenido que estar de pie largo tiempo y sin dormir. O sea, todo tipo de salvajadas.

¿El juez dice algo ante estos testimonios, hace alguna valoración en un sentido u otro?

No. Se limita a escucharlos.

Por lo que cuentan los detenidos, ¿cambia en algo el trato cuando empiezan las visitas médicas independientes?

Todos coinciden en que lo más duro han sido los primeros días, pero aun así dicen que el maltrato siguió también tras empezar a ver al médico. Hay que tener en cuenta que al principio nadie sabía siquiera que estaban detenidos. Lo peor parece haber sido al volver de los registros de sus domicilios. Al capturarlos, les dicen que es verdad que la Guardia Civil tortura y que allí van a poder comprobarlo.

El protocolo establece también que los interrogatorios se graben. ¿Tienen alguna constancia de que haya sido así?

Ninguna. Pero no es algo nuevo. Los abogados no hemos visto nunca una imagen de ningún detenido.

¿Qué conclusión saca de todo este proceso?

Está claro de que esas medidas no han garantizado que no se torture. Lo que hay que hacer es acabar con la incomunicación. R.S.

 

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