El caso de estafa ocurrido de la mano del financiero Bernard Madoff viene a ser el timo de la estampita en versión 2.0. En realidad se trata del conocido fraude del sistema piramidal, según el cual los beneficios prometidos a los primeros embaucados los pagan las nuevas víctimas y así sucesivamente. La cuestión es que en este caso el timo tenía sello oficial de los reguladores estadounidenses y las dimensiones de la estafa son increíblemente grandes y globales.

No cabe duda de que el responsable es el propio Madoff y los directivos de su empresa. Ahora bien, resulta sorprendente que a pesar de las múltiples denuncias nadie haya atajado la cuestión hasta que ha explotado. No cabe duda de que hay responsabilidades más graves que las del propio estafador.

En principio, al ver algunos de los nombres implicados -personajes conocidos por sus fortunas como, por ejemplo, Bill Gates- cabe pensar que en esta ocasión los afectados son potentados y no los más pobres. Pero no cabe olvidar que, sin ir más lejos, el plan de rescate para el sector financiero está en manos de los mismos reguladores que han permitido el timo.