Martin Garitano Periodista
Cuestión de oportunidades
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha proclamado, con aire de titular, que «ya no habrá más oportunidades para ETA». Según Zapatero, el régimen español ha abierto negociaciones con la organización armada vasca en tres ocasiones y de las tres ha salido escaldado. No habrá, pues, un cuarto proceso.
El titular trabajado en el laboratorio de propaganda de Rubalcaba se asemeja a la sentencia que presidía la entrada al infierno de Dante: «Dejad fuera toda esperanza». Y suena, tal vez por ello, a artificial. No han sido sólo tres las veces que ETA y Gobierno español de turno han mantenido encuentros de alto rango y tampoco puede aceptarse que la buena fe para resolver el asunto haya guiado a los delegados gubernamentales. De la otra parte nunca hemos oído o leído lo contrario
Pero llegados a este punto, cuando Zapatero sentencia su particular «nunca más» resulta oportuno parafrasear a Ibarretxe ante los atentados de ETA: ¿Por qué? ¿Para qué? Y contestar en los mismos términos: Para nada. ¿Por qué dice Zapatero lo que dice, a sabiendas de que es sencillamente imposible que él pueda garantizar tamaño aserto? (Habrá que pensar que no piensa seguir en el puesto por los siglos de los siglos). Lean cualquier manual de contrainsurgencia o tratado de guerra psicológica y encontrarán la respuesta en el primer capítulo. ¿Para qué lo dice? Sigan leyendo el mismo manual y atiendan a lo que se dice sobre la necesidad de aparentar imbatibilidad, dar moral a la tropa y buscar el derrumbe anímico del enemigo. No hay más. Y, sobre todo, apliquen la máxima de Ibarretxe: Para nada. Zapatero, como González o Aznar, sabe que el Estado español no alcanzará estabilidad política ni homologación democrática mientras no aborde con voluntad de resolución del conflicto vasco. Sabe Zapatero, además, que esa negociación inevitable se asienta en dos pilares que él mismo firmó por delegación: el reconocimiento de Euskal Herria y su correspondiente carpeta de derechos. Sabe más. Sabe que el Gobierno que quiera resolverlo tendrá que negociar con los vascos, abrir la hebilla del corsé constitucional y hablar también con ETA. Zapatero manejará los tiempos, Rubalcaba las encuestas, pisarán el acelerador represivo en función de sus intereses y mantendrán el chantaje penitenciario. Pero llegará el día en que decidan que lo interesante (por razón de la oportunidad y el interés) es sentarse, dialogar y acordar. Mejor hoy que mañana. No lo dudo.