«Intento escalar como a mí me gusta y no critico a nadie»
ALPINISTA
El alpinista de Kazajistán es una de las figuras internacionales más importantes de la actualidad del ochomilismo. En las montañas de su país, Denis Urubko ha realizado actividades extraordinarias. Admite que en su tierra sólo llevan 17 años practicando alpinismo y en Europa siglos, así que lejos de sentirse un montañero experimentado se declara un estudiante al que le falta mucho camino por recorrer.
Andoni ARABAOLAZA
Sí sólo nos quisiéramos fijar en su currículo nos quedaríamos cortos con estas dos páginas. Denis Urubko ya es de sobra conocido, y es que a falta del Cho Oyu (irá en primavera), el kazajo es uno de los grandes protagonistas mundiales en las montañas más altas del Himalaya y Karakorum. Así pues, en la siguiente entrevista concedida a GARA tras su visita con motivo de las semanas montañeras del club Anaitasuna y la BBK, hemos querido acercar al lector la realidad del apenas conocido alpinismo kazajo así como la filosofía del alpinista asiático. Y para ende, Urubko nos trae una primicia: «En los próximos 3-5 años intentaré abrir en cada ochomil (alguno ya tengo) una nueva ruta que la denominaré «Ruta kazaja». Lo haré por capacidad y motivación; es mi gran sueño. Eso sí, no lo quiero hacer solo; intentaré hacer la función de entrenador».
¿Como alpinista se ha caracterizado en dos terrenos de juego: sus montañas (Tien Shan, Pamir...) y los ochomiles. Para entender en gran medida sus grandes actividades en las montañas del Karakorum e Himalaya nos tenemos que fijar en sus «entrenamientos» realizados en las montañas de casa. ¿Qué suponen para su carrera como ochomilista?
Siempre he intentado escalar las caras más difíciles de dichas montañas, y conseguirlas han supuesto un gran logro. Así pues, sobre todo conseguir éxitos en dichas escaladas me ha venido muy bien para el entrenamiento al que has hecho referencia. Todo el mundo quiere ir a los ochomiles, y en mi país si te haces con actividades de gran nivel, pues no cabe duda de que ayudan para dar el gran salto. Por ponerte un ejemplo, es como que Pavarotti -ya fallecido- del Coliseo vaya a cantar a la Escala, que es lo más.
Aunque las montañas de mi país también son muy importantes, mi objetivo es ir a cumbres más altas, y cuanto más altas son se convierten en más difíciles. Son lugares donde tienes que solventar muchos problemas, y siempre sin la ayuda del oxígeno artificial. Ir a esas montañas supone un riesgo y una aventura muy grande. Si te pasa algo, las posibilidades de bajar son muy limitadas. Es un reto en medio de la Naturaleza, y esa relación a nivel de alma para mí es muy intensa.
En términos generales creo que la relación con la montaña será probablemente la misma y las actividades que realizamos en nuestras montañas, salvando las distancias, tienen las mismas características. No tengo duda de que lo que sale publicado en los medios de comunicación occidentales se entiende muy bien. Alpinistas buenos hay en todos los lugares; luego nos diferenciarás ciertas pautas o filosofías, pero, como adelantaba, la relación con las montañas será la misma.
Por ponerle un ejemplo, el pasado verano abrió junto a Boris Dedesko y Gennady Durov una nueva ruta en Eight Women Peak. Estilo alpino, grado 6 en la escala rusa, 33 largos... Estamos ante una excelente escalada, pero no ha tenido una gran repercusión por estos lares.
Siempre intento explicar mis logros; luego la cosa es si tiene el eco que se merece. En Kazajistán sólo llevamos 17 años de alpinismo, y en Europa siglos. Por lo tanto me considero un estudiante; todavía estoy aprendiendo. Aprendo de todos, del estilo occidental y del propio ruso. Intento beber de las dos y después hacer mi propio estilo.
Con la apertura del pasado verano quiero lanzar una especie de flash; una imagen, una noticia de que lo que escalamos por allí también existe. Lo que hacemos en el Himalaya se conoce a la perfección, pero quiero reivindicar que en nuestras montañas también hacemos actividades muy difíciles.
Se engancha al ochomilismo tras leer dos libros: «Rusos en el Everets» y «Messner en el Nanga Parbat». Además, en 1999 conoce a Simone Moro que fue para usted una pieza clave para descubrir otras montañas. Y no sólo eso, con Moro tuvo las primeras experiencias de expediciones ultra-ligeras. Se puede decir que gracias a él se apartó de la tradición del montañismo soviético.
En la vida hay dos opciones. Una, no dejar escapar los «regalos» que te aporten, como conocer a Simone. O dos, dejar pasar. Para mí fue una gran suerte y oportunidad conocer a Simone.
También lees un libro como los que has comentado, y lo tomas como una oportunidad. Si su lectura le ayuda a mi vida, la tomo y luego la dirijo como yo creo que debe ser. Considero que la suerte y el destino hay que saber aprovecharlos.
En la misma semana montañera también participó un gran amigo suyo: Alexei Bolotov. Se trata de uno de los grandes alpinistas rusos, con sobresalientes actividades, pero la mayoría realizadas en un estilo muy criticado en el Occidente. ¿Usted escalaría, por ejemplo, la norte del Jannu como lo hizo su amigo?
Es una cuestión delicada. Yo no puedo criticar el estilo de nadie. Cada uno tiene su punto de vista y a todos ellos les parecerá bien lo que hacen. Intento escalar como yo quiero hacer. Por ejemplo, un ochomil es estilo alpino, con pocos miembros, abrir nueva vía...
No me gusta que la gente critique los logros de los demás, como es el caso de Steve House con la actividad de la norte del Jannu; yo nunca haría eso. Cada uno que se busque el camino correcto. Yo escalo con mis colegas porque así quiero hacerlo, Creo que es lo correcto. Sobre la norte del Jannu, mis amigos rusos me dijeron que no se podía hacer de otra forma. Yo sé que ellos intentaron hacer lo mejor, y les respeto.
En Kazajistán hay un establishment; yo creo que cada uno debe elegir su propio estilo. No se puede presionar a nadie, ya que estamos expuestos a muchos riesgos.
A pesar de que la historia del alpinismo en Kazajistán es joven, de dicha cosecha han salido, sobre todo, dos excepcionales figuras reconocidas mundialmente: usted y Anatoly Bukreev. ¿A qué se debe?
Quizás en nuestro caso se deba a que somos instructores militares en montaña. Mi país tiene muchas fronteras en montaña. También hay algunas guerras localizadas por allí. Tenemos un sistema militar en las montañas, y quieren que haya buenos instructores para moverse con efectividad en las montañas y para defenderlas. En mi caso te puedo decir que había necesidad de instructores y decidí coger ese trabajo.
A pesar de ser militar, sé que no le gusta el ejército ni que le dirijan en expediciones al estilo soviético. A pesar de su currículo, ¿no consigue en Kazajistán o fuera de su país un patrocinio que le dé otro tipo de «libertad»?
Yo soy patriota y me gusta mi patria. Trabajo como instructor, enseñando a jóvenes. Me apetece y me gusta. Intento hacer lo mejor para mí país, intento defenderlo aunque no estemos en guerra. El dinero no lo es todo; eso sí, cuanto más patrocinio mejor. Soy una persona normal con familia y las típicas necesidades. Pero a la vez no soy normal, porque tengo muchas oportunidades de ganar dinero pero las dejo pasar porque creo que no me dejaría hacer lo que yo quiero, lo que creo que tengo que hacer. Tengo que ser un ejemplo para mis amigos. El ejército no paga lo suficiente como para mantener ni a mi familia, ni mi afición.
En la actualidad, escribo artículos, doy proyecciones... no es un negocio pero tiro para adelante. Ahora la situación financiera en mi país es buena y empiezo a recibir ayudas de las empresas ya que soy popular y apoyan las gestas que hago en los ochomiles.
Aunque se conozca muy poco del alpinismo kazajo, sé que en su país hay una muy buena cantera de jóvenes. ¿El futuro pasa por gente como Boris Dedesko?
Boris es un buen ejemplo; yo diría que el mejor ejemplo. Entreno a jóvenes que quieren ser deportistas de élite. Eso sí, no quiero entrenar a jóvenes que quieren fama o un buen patrocinio. Lo importante en todos los sitios de cara al futuro es que haya buena relación con la montaña, aunque sea con diferentes estilos. Yo no les digo el camino a seguir. Algunos quieren cumbres muy altas, otros van de radicales, también los que apuestan por un montañismo más normal... En mi país en el futuro las cosas se van a normalizar, y, como en otros deportes, saldrán 3 o 4 chavales que serán lo más.
Yo no soy un buen ejemplo. He pagado un precio bastante alto por cómo hago las cosas. Tanto a nivel económico, familiar (casi la pierdo), de amigos... Igual hay una mejor manera de hacerlo.
Por último, ¿cuánto ha actuado en esta entrevista?
Muy buena pregunta. Pues, nada en absoluto. En la Academia de Artes Dramáticas aprendí a ser yo mismo. Sé que me lo preguntas de broma, pero seguro que hay algo...