¡Feliz año nuevo!
Ines INTXAUSTI
Crítica de televisión
Llevo casi un mes deseando el título de esta columna a mis seres más queridos y desconocidos. Hoy, a una semana segura del inicio del nuevo año, se la brindo a ustedes, queridos lectores, mis fieles seguidores. «Bueno bueno Inés, menos pretenciosidad...te seguimos de vez en cuando; no siempre de acuerdo contigo y, si no fuera por nosotros, tú no existirías». ¡Qué miedo da esta última frase! «Si no fuera por nosotros la televisión no existiría». Ja y ja. Si no estuviéramos nosotros, estarían otros. Otros igual que nosotros o muy parecidos. Así que les agradezco mi existencia y la de aquellos que fácilmente podrían -y lo harán- sustituirme cualquier día.
Como quiera que nadie ha programado este año «!Qué bello es vivir!» la he alquilado y vuelto a ver para que la Navidad sea, para mí, algo más que una terapéutica y constelable discusión familiar. Por fin me he reconciliado con muchísimas cosas este año pero, sobre todo, conmigo misma. Soy una mujer fallida en muchos aspectos y acertadísima en otros. Llegar a esa conclusión me ha costado muchísimo tiempo. Pero lo considero todo un logro. Hay cosas realmente imposibles para mí. Y otras, sin embargo, me resultan del todo fáciles y cómodas. Esas cosas imposibles para mí resultan muy sencillas para otros. Y viceversa. Lo que para mí es coser y cantar, para otros puede resultar bordar y bramar. Aunque tampoco voy a elevarme del suelo un palmo más por todo esto. Mañana, en la batalla, mi suerte puede voltearse como un pelele manipulado a distancia. Sino, que se lo digan a Borja Thyssen. Ni más ni menos que ha sido su progenitora quien, por tercera vez, le ha solicitado una prueba de ADN sobre la paternidad del hijo que tiene con Blanca Cuesta, para otros datos, su mujer. Es la historia de la paradoja. Cuando Borja nació, su filiación paterna apuntaba a la casa real. Sin embargo, su madre se las arregló sibilinamente para que nada de esto saliera a la luz hasta que fue el barón Rojo Thyssen-Bornemisza quien le diera al niño el apellido y otras cosas. Ver para creer a tu madre que eres padre. ¡Virgen de la droga!