Blázquez llama «personas fabricadas» a los nacidos por fecundación asistida
La jornada dedicada por la Iglesia católica a glorificar el concepto de la «familia» derivó, una vez más, en críticas hacia los distintos tipos de hogares y, como en el caso del obispo de Bilbo, Ricardo Blázquez, en la denuncia de la práctica de la fecundación asistida.GARA |
Ayer, la Iglesia católica celebraba la Sagrada Familia, cita en la que no sólo dejó oír su voz en las calles de la capital española, sino que en Bilbo el titular de su Obispado dio lectura al documento sobre bioética ``Dignitas personae'', preparado por la Congregación para la Doctrina de la Fe y presentado el pasado día 12 en el Vaticano.
Ricardo Blázquez se dirigió a sus feligreses para hacerles ver que el matrimonio es «el ámbito adecuado» para concebir y educar a los hijos y expresó su preocupación por la situación actual del «matrimonio y la familia», debido «al crecimiento muy preocupante del número de divorcios», que vinculó a «la aprobación de la ley del llamado «divorcio exprés».
El obispo de Bilbo alertó, además, de que la dificultad para conciliar profesión y familia «repercute en la salud de los esposos, en la vida matrimonial, en el cuidado personal y la educación de los hijos» y subrayó la importancia de la presencia de los padres en la educación de los hijos.
«Matrimonio y familia son pilares insustituibles de la sociedad», anunció el prelado, que animó a los matrimonios a «echar el resto y hacer todos los esfuerzos posibles para cuidar» sus familias.
El obispo, que se mostró preocupado por la baja tasa de natalidad, recalcó que la familia debe definirse como «la unión estable por amor de un varón y de una mujer» y deseó que «España pueda superar la desfiguración sustancial que significa llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo». También expresó su «consternación» por «los asesinatos de esposas por sus esposos» y dio «la bienvenida a las leyes y disposiciones razonables» para combatirlas, aunque situó el problema en el ámbito moral.
El obispo de Bilbo mostró «consternación» por los ataques de violencia de género y saludó las leyes aprobadas para combatir esta lacra.