Sarkozy cede mañana el timón de la UE a la euroescéptica Chequia
De París a Praga. De un estado grande a uno pequeño y euroescéptico. La República Checa tomará mañana el relevo del Estado francés al frente de la Presidencia de turno de la UE. Tras un mandato marcado por la gestión personalista de Nicolas Sarkozy, se abre otro liderado por un estado que aún no ha ratificado Lisboa y que tendrá que hacer frente a Moscú en la espinosa cuestión del gas.
GARA |
La República checa toma mañana el relevo al Estado francés en la Presidencia de turno de la UE con numerosos asuntos de calado en perspectiva, el primero de los cuales puede ser la amenaza inminente de una nueva crisis del gas con Rusia.
Tras meses de preparativos, este antiguo país del Pacto de Varsovia integrado en la UE desde 2004 está preparado para «el desafío de los próximos seis meses», ha declarado el viceprimer ministro checo, Alexandr Vondra, tras una última reunión organizativa la semana pasada.
Los checos se han esforzado estas últimas semanas en calmar los temores sobre su incapacidad para tomar el relevo de una Presidencia francesa omnipresente -con Nicolas Sarkozy a la cabeza- en plena crisis económica e institucional con el doble hándicap de no pertenecer a la zona euro y de no haberse pronunciado todavía sobre el Tratado de Lisboa.
La sucesión no se presenta fácil para el primer ministro liberal, Mirek Topolanek, ya que su imagen se asocia en Bruselas a las posiciones euroescépticas del Jefe del Estado, Vaclav Klaus, y al hecho de que Sarkozy ha amplificado estos últimos seis meses la dimensión del cargo de presidente de turno de la UE.
Praga ha escogido como gran prioridad la seguridad energética y sigue muy de cerca los últimos sucesos de la guerra del gas entre Moscú y Kiev. «Moscú, que siempre ha aprovechado las divisiones en Europa, especialmente en materia energética, podría someter a prueba a Praga en la cuestión del gas ucraniano», destaca un diplomático.
Rusia ha amenazado hace días con que el 1 de enero suspenderá el suministro de gas a Ucrania si Kiev no se pone al día «hasta el último rublo» a la hora de pagar sus deudas, que ascienden a 2.000 millones de dólares (1.400 millones de euros). La semana pasada, Gazprom advirtió a sus clientes europeos de que este enfrentamiento podría afectar a su suministro de gas.
En caso de crisis, una de las dificultades para «un pequeño país europeo» como Chequia, especialmente para uno que estuvo sometido a la esfera de influencia del Kremlin, será hacerse valer ante el gigante ruso, reconoció recientemente Vondra durante un encuentro con la prensa extranjera.
La seguridad energética figura en la agenda del encuentro informal de los ministros de Exteriores de los 27 que celebrarán el 8 de enero en Praga, en la que será la primera reunión organizada en el marco de la Presidencia checa de la UE, al día siguiente de una gran velada de inauguración.
A pesar de las tensiones que ha provocado el proyecto de instalación del escudo antimisiles de EEUU en su territorio, los checos tienen prevista en su agenda la organización en su territorio de una cumbre UE-Rusia durante el primer semestre de 2009.
Praga también sugirió a mediados de diciembre, aunque no dio ninguna fecha, la posible celebración de una cumbre UE-Israel, acompañada de otro encuentro UE-Palestina.
De confirmarse, sería un tanto diplomático extraordinario que Praga se apuntaría, especialmente si se produce después de la masacre que Gaza está padeciendo por parte del Ejército israelí.
Durante su Presidencia de la UE, los checos esperan, sobre todo, acoger la primera cumbre con el nuevo presidente de EEUU, Barack Obama; presentar, con grandes fastos, la asociación de la UE con los países del Este de Europa (Ucrania, Bielorrusia, Armenia, Azerbaiyán, Georgia y Moldavia) -que provoca recelo en Moscú- y celebrar el quinto aniversario de su entrada en la UE, junto a Chipre, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.
El presidente checo, Vaclav Klaus, de 67 años, se ha forjado un nombre en la escena internacional, tras una larga carrera política local, lanzándose a una doble cruzada anti-UE y antimedioambientalista.
Voluntariamente provocador, reprocha a la UE su déficit democrático, sus excesos burocráticos y sus regulaciones supranacionales, al tiempo que se niega a izar la bandera europea en el Castillo de Praga, su residencia oficial.
Estos últimos meses, el fundador del principal partido de derecha checo, el ODS, ha empleado todas sus fuerzas contra el Tratado de Lisboa que, según denuncia, amenaza la soberanía nacional checa.
Durante una reciente visita de Estado a Irlanda, este conservador provocó una pequeña crisis al definirse como «un disidente europeo».
Adepto a las teorías liberales del monetarista Milton Friedman y gran admirador de Margaret Thatcher, este economista que comenzó trabajando en el sector de la banca pública de la Checoslovaquia socialista, proclama haber defendido siempre «las libertades individuales» frente a cualquier voluntad de reglamentación estatal.
Acaba de publicar el libro «Un planeta azul, no verde», en contra de la tesis del calentamiento climático y para denunciar «la histeria de los medioambientalistas, que atacan las libertades como en su tiempo hicieron los comunistas». La versión en castellano de esta obra fue editada por FAES, la fundación que dirige el ex presidente del Gobierno español, José María Aznar.
Ucrania accedió ayer a pagar al consorcio gasístico ruso Gazprom toda la deuda por el suministro de gas, que asciende a 2.118 millones de dólares, para evitar cortes de suministro que podrían afectar a consumidores europeos.