Cuba celebra sus primeros cincuenta años de revolución entre sueños y esperanzas
El 1 de enero de 1959 el pueblo de Cuba se lanzaba a las calles de manera espontánea al conocer la noticia de la huida del dictador Fulgencio Batista. En apenas unas horas la isla completa se volvía una fiesta permanente, hasta la entrada en la capital de la Caravana de la Libertad con el grueso de las fuerzas guerrilleras encabezadas por el comandante Fidel Castro, tras haber recorrido buena parte la geografía insular.
José Miguel ARRUGAETA
Como el tiempo no pasa en vano, cincuenta años más tarde, los cubanos celebran el triunfo revolucionario de una manera más bien formal y protocolaria, mezclando los logros y cambios de un proceso político con las expectativas de un futuro mejor, todo mezclado con las tradicionales fiestas de fin de año.
El acto político oficial se sabe que será en Santiago de Cuba, pero nada se conoce de su horario o contenido, mientras la prensa informa de la reedición de la Caravana de la Libertad, que atravesará el país para culminar su recorrido el día 8, aniversario de la entrada de Fidel en la capital, con una enorme concentración en Ciudad Libertad (antiguo campamento militar Columbia).
La Asamblea Nacional terminó el sábado su sesión de fin de año, aprobando la nueva Ley de Seguridad Social, con las rectificaciones derivadas de un largo debate popular, y el Presupuesto para el año entrante. La voluntad de cambios y rectificaciones fueron reafirmados por el presidente, Raúl Castro, pero todo indica que los graves daños económicos dejados por los recientes huracanes, y la necesidad de contar con un amplio respaldo para las transformaciones retrasan medidas concretas, al menos a corto plazo.
Mientras los cubanos siguen con interés cualquier novedad, noticia o rumor político, no se rompen mucho la cabeza y siguen en la «lucha diaria», celebrando unas Navidades, en esta ocasión, modestas pero acompañadas, eso sí, de un soleado y espléndido clima, que parece ser realmente el único servicio público que funciona como un reloj suizo.
Tiendas y servicios de todo tipo, tanto en divisas como en moneda nacional, mantienen pequeñas colas. Evidentemente, la oferta no llega a cubrir la demanda de una población que, a pesar de lo que cuentan, parece disponer de más dinero que mercancías.
Por la libreta de abastecimientos se distribuye pollo adicional, curiosamente norteamericano (porque las contradicciones forman parte del día a día) y un cuarto de kilo de carne picada de res. Los agromercados muestran una gama de productos aceptables en precio y calidad, y se refuerza la diversidad en las pescaderías.
Los centros de trabajo organizan sus fiestas de fin de año, con el clásico intercambio de regalos entre trabajadores, y a pesar de cualquier preocupación pasan un rato agradable bailando, tomando y compartiendo.
En estas fechas se multiplican los recitales y propuestas culturales. El Ballet Nacional anuncia su gala de fin de año (en homenaje al 50 aniversario de la Revolución) dirigido por la propia Alicia Alonso. En el difícil barrio de Cayo Hueso (Centro Habana) se celebra estos días el encuentro Rumba por la Revolución, y el sonero Adalberto Álvarez, la orquesta Original de Manzanillo y el dúo Buena Fé, muy popular entre los jóvenes, ofrecen conciertos especiales.
El noticiero de la Televisión Nacional divulga la inauguración de obras sociales, por supuesto, en honor al aniversario revolucionario. Entre ellas, destacan los 15 establecimientos sociales y comerciales en la Güinera, uno de los principales barrios marginales de la capital hasta hace apenas una década, aunque, como todo paso adelante conlleva otro para atrás, hoy los barrios «malos» de La Habana se han desplazado a otros lugares, a consecuencia de la creciente emigración desde el Oriente del país y de una cada vez más marcada diferenciación social y regional.
Para llegar a las generaciones que no vivieron el triunfo de la Revolución, y especialmente a los más jóvenes, el céntrico Pabellón Cuba de la Rampa habanera, ha ofrecido en estos días una interesante muestra de cine, canción joven, encuentros y presentaciones de libros, con el título «Leer la Historia», organizada por la Unión de Jóvenes Comunistas y el Instituto Cubano del Libro.
Mañana la Revolución cubana cumple sus cincuenta primeros años, toda una heroicidad si se tiene en cuenta que ha sobrevivido a graves amenazas y crisis de todo tipo. Las expectativas de cambios y transformaciones internas están abiertas y casi nadie duda que este nuevo año será importante y seguramente estará plagado de acontecimientos.
Mientras, hoy celebraremos el fin de año, con cenas, fiestas familiares o de amigos, acompañados por una ampliación de la programación televisiva (cuatro canales trasmitiendo 24 horas, el 1 y el 2 de enero).
En el nuevo año, que ya se llama -como era de esperar- 50 Aniversario de la Revolución, los cubanos seguirán adelante con sus sueños y esperanzas, construyendo el día a día, pues nadie va a «resolverles» un futuro que sólo a ellos mismos les corresponde definir.