La ex primera ministra Sheikh Hasina, hija del fundador de Bangladesh, volverá al poder con una mayoría insólita en la corta historia del país, lo que contribuye a los temores de «revancha» contra el bloque de su rival, la también ex primera ministra Khaleda Zia. La televisión nacional informó ayer que Zia no acepta el resultado.

La Liga Awami de Hasina -partido laico de centro-izquierda- y sus aliados electorales han conseguido 261 escaños en un Parlamento de 300, frente a los 30 del bloque encabezado por el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) de Zia, según los resultados oficiales, aún provisionales, ofrecidos ayer a Efe por un portavoz del Ministerio de Información.

La victoria, mucho más arrolladora de lo que sugerían los estudios de opinión, coloca en manos de Hasina el Gobierno que ha de devolver a Bangladesh al «camino de la democracia», después de casi dos años de estado de excepción.

Aunque los resultados quedaron claros durante la madrugada de ayer, fue notable que ni Hasina ni Zia se pronunciaran más que a través de portavoces, la primera para pedir «calma» y que se evitaran las celebraciones hasta que el resultado fuera «oficial», y la segunda para denunciar que en la votación hubo «irregularidades masivas».

«Victoria sin precedentes»

No es ésa la conclusión preliminar de los observadores que han vigilado el proceso electoral que, según señaló en un comunicado el jefe de la misión de la UE, Alexander Graf Lambsdorff, ha sido «administrado profesionalmente» y se ha celebrado en una «atmósfera pacífica».

Una fuente diplomática europea indicó que «el pueblo no podría hablar más claro, ha sido una victoria sin precedentes», pero advirtió de que «el hecho de que Zia haya quedado prácticamente marginada, inspira ciertos temores» pues, al carecer de fuerza en el nuevo Parlamento, «se le puede ocurrir apelar de nuevo a la calle».

En su corta Historia como nación independiente desde 1971, Bangladesh ha vivido varias dictaduras, pero los gobiernos civiles alternos entre Zia y Hasina desde 1991 no han conseguido consolidar la democracia.

La enconada rivalidad entre ambas, herederas de las dos grandes dinastías políticas, ha derramado con frecuencia sangre en las calles, la última vez a finales de 2006, cuando el país se preparaba para unas elecciones que quedaron suspendidas con el estado de excepción.

Mientras el escrutinio de los votos confirmaba la gran victoria de Hasina, la calma se ha mantenido en el país.

A la luz del apoyo obtenido, Hasina podrá no sólo arrinconar políticamente al bloque de Zia, sino incluso «cebarse» con ella habida cuenta de los muchos casos judiciales por corrupción y «complicidad en asesinato» abiertos en su contra en los años de régimen interino.

El hambre de cambio y democracia quedó evidenciado el lunes en las urnas, al registrarse una participación de más de 85% de los 81 millones de electores, que hicieron frente al frío para votar en las primeras legislativas desde 2001.