Contrariamente a lo que venía siendo su costumbre, Joaquín Caparrós mostró ayer sus cartas. El técnico ensayó ayer con un once que, salvo sorpresa, será el que se enfrente mañana al Espanyol y que llega con las dos novedades esperadas.

Es decir, con los cambios obligatorios, después de que la banda derecha titular ante el Betis se viniese abajo cuando no habían transcurrido ni veinte minutos del último partido de 2008. Andoni Iraola -que ayer recibió el alta médica, aunque llevaba ya varios días entrenando con normalidad- y Markel Susaeta serán mañana los sustitutos de Ander Murillo y David López, respectivamente. El resto del equipo será el mismo que se trajo los tres puntos de Sevilla, con lo que la atención se dirigirá hoy, en principio, a la composición de la convocatoria, en la que podría entrar por vez primera Gaizka Toquero.

Se jugará la plaza con, entre otros, tres jugadores que ayer también recibieron buenas noticias: Iñigo Vélez de Mendizabal, recuperado de su esguince de tobillo; Carlos Gurpegi que, como Iraola, ha recortado plazos para recuperarse de la fractura de nariz que sufría ante el Sporting; y, sobre todo, Ustaritz, que permanecía en el dique seco desde el pasado 16 de noviembre, cuando sufría una rotura muscular en el adductor de la pierna derecha durante el derbi ante Osasuna.

La próxima entrega de buenas noticias, así lo esperan los rojiblancos, deberá esperar hasta mañana, cuando el Athletic espera dar continuidad a la buena racha con la que cerró el año. Un triunfo ante el Espanyol sería, además, especialmente bienvenido: el descenso -o al menos el cuadro catalán- quedaría ya a nueve puntos, evitando preocupaciones de cara a un mes cargado de compromisos.

El triunfo, en definitiva, supondría dar «un golpe muy bonito encima de la mesa», aseguraba ayer Pablo Orbaiz. «Son tres puntos muy importantes. Después de una racha negativa, hemos conseguido sacar el equipo adelante y ahora estamos en una situación en la que, sumando tres puntos, podríamos dar un golpe muy bonito encima de la mesa y plantarnos con 22 puntos antes de acabar la primera vuelta -subrayó-. Sería muy bonito y muy importante para la moral del equipo y para mirar el futuro con otros ojos». Pero pese a la invitación a soñar que puede extender el mes de enero, el navarro advierte de que para «seguir la línea en la que terminamos el año», los rojiblancos no pueden «relajarnos nada porque ésto da vueltas muy fácil. Hay que tener los pies en el suelo y seguir con el trabajo que estamos haciendo», aseguró el jugador.

Incluso cuando enfrente se encuentra un rival como el Espanyol, en situación diamentralmente opuesta -un punto en las siete últimas jornadas- a la del Athletic. Orbaiz, de hecho, espera un encuentro «especialmente complicado». «Los equipos que están abajo son muy peligrosos, están enrabietados y quieren salir de abajo cuanto antes. Nosotros lo hemos vivido en nuestras propias carnes. Ellos se van a cerrar muy bien, pero saldrán a la contra y seguro tendrán sus oportunidades. Habrá que estar muy atentos».