Un hombre identificado como Amin al-Qaraguli, que era buscado por la Justicia, se coló ayer en una reunión de líderes tribales en una población al sur de Bagdad e hizo estallar una bomba que llevaba adosada a su cuerpo. El resultado fue de al menos treinta muertos y más de cien heridos.

El portavoz del Comando de Operaciones de Bagdad, el general Qassim Atta, señaló que al-Qaraguli activó el detonador del explosivo en medio de un almuerzo convocado por un dirigente tribal de la zona para buscar una reconciliación entre los diferentes grupos.

La bomba estalló en la población de Yusufiya, unos 30 kilómetros al sur de Bagdad, en la casa del jeque Mohammed Abdullah Salih al-Qaraguli, quien había invitado al almuerzo a otros líderes tribales para tratar de superar sus diferencias.

El kamikaze, pariente de uno de los asistentes, entró por la puerta trasera de la vivienda y detonó su carga entre la multitud de invitados.

Entre las víctimas hay representantes de la milicia progubernamental Consejos de Salvación, grupos creados por las autoridades locales y las fuerzas ocupantes en varias zonas de Irak para combatir a los insurgentes y que, progresivamente, están siendo incorporados a las fuerzas regulares.

Yusufiya es uno de los vértices de una región calificada como el «triángulo de la muerte» por los numerosos atentados y acciones violentas que se registran en ese área, que llegó a estar controlada por los grupos insurgentes suníes. Los otros vértices de ese triángulo son las poblaciones de Mahmudiya y Latifiya.

El atentado de ayer es el más grave que se registra en Irak desde el pasado 11 de diciembre, cuando medio centenar de personas murieron en Kirkuk por una bomba que activó un kamikaze en un restaurante.

La acción de Yusufiya se produjo un día después del fin del mandato de la ONU sobre Irak, lo que supone la entrada de un nuevo sistema legal que regulará la presencia de las fuerzas de EEUU y Gran Bretaña en el país ocupado y la asunción por parte de las fuerzas iraquíes de la responsabilidad de la seguridad en la Zona Verde de Bagdad, el área fortificada en la que se encuentran las sedes del Gobierno y el Parlamento, las bases de la coalición ocupante y la mayoría de las embajadas.

Mientras, Irak se prepara para las elecciones municipales del 31 de enero, unos comicios considerados clave por las autoridades para recuperar la estabilidad política tras la invasión liderada por EEUU en 2003.