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Rezola y Arcelor, sancionadas por la falta de prevención frente al amianto

La Inspección de Trabajo ha impuesto a Arcelor Mittal Olaberria un recargo del 40% en las prestaciones económicas debido a la falta de medidas de protección para evitar las consecuencias de la exposición de los trabajadores al amianto. Por otro lado, Osalan ha constatado que en Cementos Rezola, del grupo Italcementi, había amianto y no se protegió a los trabajadores, por lo que exige a la empresa que realice controles médicos específicos a la plantilla.

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Juanjo BASTERRA

Dos resoluciones, una de Osalan y otra de la Inspección de Trabajo de Gipuzkoa, determinan que ni en Cementos Rezola, que pertenece al grupo Italcementi Group, del barrio donostiarra de Añorga, ni en la siderúrgica Arcelor Mittal de Olaberria se pusieron las medidas adecuadas por parte de los empresarios para evitar la contaminación de los trabajadores por amianto, un mineral cancerígeno.

GARA ha tenido acceso a los dos informes que confirman esa falta de prevención de riesgos laborales en ambas empresas multinacionales. La Inspección de Trabajo de Gipuzkoa impone a Arcelor Mittal Olaberria un recargo del 40% en todas las prestaciones económicas que «se puedan derivar» de la enfermedad profesional, reconocida al trabajador José Benito Acosta Morán, de 73 años, a consecuencia de su exposición al amianto por razón de su actividad profesional y durante «un amplio período de tiempo, durante 10.070 días», como indica la resolución.

En la boca del horno

Desde 1967 a 1995, el empleado de la multinacional siderúrgica trabajó en la laminación de perfiles en la boca del horno, «casi siempre estaba en cabinas de mando», pero la Inspección de Trabajo corrobora que «había acceso libre al amianto, tanto en el almacén como en otras dependencias». También confirma que participó en la demolición y reparación de los hornos, siempre revestidos de amianto.

En ningún caso hubo medidas específicas de prevención. El mineral cancerígeno se utilizó en Olaberria hasta 1985, por lo que José Benito Acosta interpuso una reclamación por falta de medidas de seguridad en el puesto de trabajo como causa de ese tipo de cáncer. El informe, que será remitido a la Seguridad Social, explica que «no existe duda alguna de que en esta empresa y sus antecesoras no se había seguido el procedimiento adecuado para evitar las consecuencias de la exposición de los trabajadores al amianto al no constar la existencia de mediciones ambientales, ni haberse adoptado medidas técnicas, organizativas y de protección colectiva individuales exigidas por la ley; ni controles preceptivos de vigilancia de la salud».

Amianto en Añorga

Por otro lado, también se ha conocido la resolución de Osalan sobre la petición de Ezekiel Illarramendi para que el mesotelioma que sufre sea declarado enfermedad profesional debido a la exposición al amianto que sufrió a lo largo del transcurso de su vida laboral en Cementos Rezola, en la planta de Añorga, en Donostia. El informe oficial reconoce que «se considera muy probable que durante los años transcurridos en Cementos Rezola el trabajador frecuentara ambientes con exposición a amianto, especialmente en su labor de supervisión de operaciones de engrase y mantenimiento, en los que si bien no se determinaron las concentraciones de fibras de amianto, puede estimarse que pudieron llegar a representar un alto riesgo higiénico por inhalación».

Illarramendi en una entrevista concedida a GARA subrayó la existencia de amianto en la empresa y dijo que la dirección le conminó a que no generara «alarma social» entre el resto de trabajadores, ya que la multinacional Italcementi cuenta con otras plantas, una de ellas en Arrigorriaga.

Sin embargo, Osalan confirma que «el origen del mesotelioma pleural del trabajador es compatible a su exposición a amianto en la empresa Cementos Rezola» y considera «muy improbable» que el trabajador llevase equipos de protección individual. Impone a la empresa que realice reconocimientos médicos específicos a los trabajadores «con el objeto de prevenir posibles patologías por inhalación de amianto», dado que han estado en contacto.

Acosta

José Benito Acosta Morán trabajó en la siderúrgica en contacto con el mineral y en mayo de 2007 le diagnosticaron un mesotelioma pleural maligno izquierdo. Igual que muchos trabajadores tuvo contacto directo durante 10.070 días.

Illarramendi

Ezekiel Illarramendi trabajó en la cementera durante casi 45 años. En julio, antes de ir de vacaciones con su esposa, un chequeo médico descubrió el cáncer. Rezola negó, al principio, cualquier implicación.

Más de un siglo de conocimiento del mineral

El informe de la Inspección de Trabajo de Gipuzkoa establece un argumento a favor de Arcelor Olaberria porque indica que se utilizaba en la fábrica como aislante hasta 1985, «entendiendo que era el producto que predominaba en el sector en momentos en que se desconocían las consecuencias de una exposición prolongada al mismo». Sin embargo, la Agencia Europea de Medio Ambiente recoge en su publicación «Lecciones tardías de alertas tempranas: el principio de precaución 1896-2000», un capítulo destinado al amianto en el que ya en 1898 Lucy Deane, inspectora de trabajo británica, advierte de «los efectos perjudiciales y malignos del polvo de amianto». La realidad demuestra que los empresarios no quisieron actuar en esta materia preventiva, porque les salía más económica a todos los niveles.

El informe también reconoce que se ha modificado la legislación sobre infracciones y en cinco años prescriben, por lo que «no levanta» acta de infracción contra Arcelor. La realidad del amianto es diferente, ya que entre quince y cuarenta años puede permanecer latente. Por lo tanto, el máximo de cinco años, en casos muy graves, es muy corto. J. BASTERRA

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