VOLTAIRENET.ORG Richard Falk 2008/12/28
Mi expulsión de Israel
(...) El 14 de diciembre, llegué al aeropuerto de Ben Gurion de Tel Aviv, Israel para llevar a cabo mi cometido como relator especial de la ONU en los territorios Palestinos.
(...) Israel fue informado de que yo dirigiría la misión y se le dio una copia de mi itinerario, y emitió los visados para las dos personas que asistían: una del personal de seguridad y un auxiliar, ambos trabajan en la oficina del alto comisionado de derechos humanos en Ginebra.
Para evitar un incidente en el aeropuerto, Israel podía haber o rechazado otorgar visados o comunicar a la ONU que a no se me permitiría entrar, pero no se dio ningún paso. Parecía que Israel quisiera enseñarme, y más significativamente a la ONU, una lección: no habrá ninguna cooperación con aquellos que hagan fuertes críticas a la política de ocupación de Israel.
Después de serme negada la entrada, me pusieron en una sala de detención con otras 20 personas que experimentaron problemas de entrada. Llegados a este punto, fui tratado no como un representante de la ONU, sino como algún tipo de amenaza a la seguridad, sometido a un registro corporal centímetro a centímetro y a la inspección de equipaje más minuciosa de la que jamás he sido testigo.
(...) me llevaron a una sala minúscula cerrada que olía a orín e inmundicia. Contenía a otros cinco detenidos y era una invitación indeseable a la claustrofobia. Pase las siguientes 15 horas tan limitado, que equivalieron a un curso sobre las miserias de la vida en prisión, incluyendo capas de suciedad, alimentos incomestibles, luces brillantes en exceso o la oscuridad controlada desde la garita de guardia. (...)
Israel me había acusado, desde hacía tiempo, de predisposición y de hacer acusaciones inflamatorias relacionadas con la ocupación de territorios Palestinos. Niego haber sido parcial, sino más bien, insisto en haber tratado de ser verídico en evaluar los hechos y la ley pertinente. Es el carácter de la ocupación el que da origen al brusco enfoque crítico a Israel, especialmente su duro bloqueo de Gaza (...). Pero atacando al observador más bien que a lo que se observa, Israel juega un juego inteligente mental. Dirige la atención lejos de las realidades de la ocupación, practicando efectivamente una política de distracción. (...)
(Publicado en «The Guardian» y traducido por Carlos Sanchis)