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La sacristía de la catedral de Gasteiz, el nuevo espacio de este proyecto vivo

Capa tras capa, los restauradores de la Catedral de Santa María han encontrado el aspecto cromático original de la Sacristía de este edificio. Ahora lo muestran al público ofreciendo así la posibilidad de descubrir un nuevo rincón. Hasta mañana, las visitas guiadas son gratuitas y en ellas se podrá ver, además, un nacimiento neoclásico que ha sido restaurado recientemente.

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Itziar AMESTOY

Paso a paso, el edificio más imponente del Casco Viejo gasteiztarra destapa nuevas facetas. Éste ha sido el caso de la Sacristía principal de la Catedral que se ha mostrado al público después de pasar por un minucioso proceso de restauración. De esta forma, las visitas a la Catedral Vieja no caen en la rutina y sorprenden incluso a los visitantes más asiduos. Hoy y mañana son los últimos días para poder conocer los secretos y detalles de este espacio, a través de unas visitas guiadas entretenidas y, en este caso, gratuitas.

A pesar de que en el momento de su construcción -llevada a cabo principalmente entre los años 1734 y 1736- el acceso a la sacristía principal sólo podía realizarse desde la propia Catedral, hoy en día esa puerta está en desuso. Es por ello en los siglos posteriores se habilitó una escalera desde el número 95 de la calle Kutxilleria para entrar en la sala, el mismo acceso por el que comienzan las visitas guiadas a la Catedral, aunque el punto de encuentro es el centro de recepción de visitantes y turistas en la Plaza de las Brullerías.

Tal y como señalan las personas encargadas de guiar las visitas, este espacio llama la atención principalmente de gente de avanzada edad que, normalmente, tiene bastante conocimiento del mundo religioso y de los detalles de las liturgias. Síntoma clave resulta, entre otras cosas, que las explicaciones no suelen tener que detenerse en describir qué es una sacristía y las funciones y requisitos que se derivan de ella. Aún así, en el algún momento se recuerda: «Es el espacio privado destinado a la preparación de la misa, donde se guardaban los materiales destinados al culto y los sacerdotes se preparaban». Por lo tanto, más allá de la sala en la que se encuentra, las explicaciones se detienen con especial incidencia en el mobiliario que se puede encontrar, hecho que diferencia esta visita de las del resto de la Catedral, en las que se aporta un punto de vista más arqueológico y de aspectos relacionados con la obra. Una vez dentro de la sacristía, el primer elemento que llama la atención es la cúpula barroca, una bóveda elíptica de media naranja. Tal y como desvelan las guías, la construcción de esta sacristía corresponde al siglo XVIII. Sin embargo, existen referencias en varios documentos a una sacristía anterior. La diferencia tiene que ver con el proceso que vivió la Catedral, que no nació teniendo esta categoría, si no que inicialmente fue una parroquia, posteriormente pasó a ser iglesia colegial, para acabar en el mayor rango. Esta sacristía corresponde al periodo intermedio, el de colegial, que aún sin llegar a ser Catedral, sí que tiene mayor peso que una parroquia corriente, por lo que tuvo la necesidad de construir una segunda sacristía como consecuencia de la acusada jerarquía que existe en la Iglesia. Para poder diferenciar los rangos entre los diferentes componentes, existía una sacristía de menor importancia y construyeron ésta, más lujosa, que estuviera a la altura de los señores canónigos, llegando incluso a romper parte de la muralla para su construcción.

El principal logro de todo el trabajo de restauración, que se ha alargado un año, ha sido solucionar los problemas de conservación y la acumulación de capas de pintura existentes. De esta forma, hoy en día se muestra una imagen similar al aspecto cromático original. El visitante consigue introducirse en el mundo de los colores de dos formas; por un lado, con la comparación del aspecto de la sala hace un año y el actual y, por el otro, con las explicaciones del proceso de restauración que suelen sorprender a más de uno. Los estudios que han realizado indican que había sido pintada en siete ocasiones, aunque la más interesante sea la primera, por lo que han tenido que desenterrarla. Pero al quitar la pintura también se han recuperado los detalles de los relieves y de un escudo que se puede observar en una de las paredes. También resulta curioso observar las diferentes calidades de la pintura. Según se explica en la visita guiada, la mayoría de capas posteriores eran pinturas plásticas de forma que no dejaban transpirar y formaban humedades.

Después se explica cómo se lleva a cabo la restauración y los visitantes pueden observar las diferencias de técnicas según el material que se busque restaurar. Así, se muestra que en el techo al estar compuesto de yeso se puede emplear el cuchillo pero que para la puerta, de piedra, tienen que utilizar un vibroincisor.

«El interior de la sacristía alberga cuatro grandes cajoneras con sus correspondientes respaldares y una gran mesa central», anuncian en el folleto informativo. Una vez dentro, de la misma forma que con la bóveda, los visitantes pueden ver cómo ha cambiado el mobiliario a raíz de la restauración. Las cajoneras ubicadas a los cuatro lados de la sacristía no corresponden con el momento de su construcción. La guía recuerda, a estas alturas de la visita, que la Catedral adquirió esta categoría en 1826, momento en el que recibió varios regalos, entre los que se encuentran las cajoneras. La restauración más allá de fines artísticos también ha buscado ser práctica con lo que se han forrado los cajones de forma que se aíslan perfectamente y vuelven a ser un lugar perfecto para guardar elementos o trajes. De hecho, el objetivo final de toda la restauración es que la sacristía pueda volver a funcionar como tal en un futuro, con lo que la adecuación de los cajones es clave.

Encima de cada cajonera, se pueden observar los imponentes respaldares. «Es la obra más temprana y atrevida que encontramos en Araba en esta línea decorativa», describen desde la Catedral. El fondo es de color azul, pese a que hace un año lucía marrón, y tal y como describen se trata de un color muy arriesgado para su época, más aún si se tiene en cuenta que presentaba un aspecto mucho más llamativo y brillante originalmente. Pero si el visitante se acerca para observar los detalles, se puede encontrar con motivos dorados y plateados que, curiosamente, forman escenas chinescas. Así, se pueden ver poblados o casas orientales y diferentes elementos decorativos asiáticos. Estos espaldares están completados, asimismo, con un conjunto de cuadros que ilustran a los 12 apóstoles. También hay varios espejos con la función práctica de que los sacerdotes pudieran adecentarse para la ceremonia religiosa.

Los últimos elementos que llaman la atención son el armonium y el reloj. El primero de ellos presenta una imagen similar a la de un piano de reducidas dimensiones, aunque como apuntan en la explicación, tiene una composición más similar a la de un órgano. El reloj, asimismo, reivindica su lugar con el sonido que puntualmente avisa de las horas. Procede de Gran Bretaña, país que en el momento de la construcción de la sacristía era una potencia en el mundo de los relojes, aunque luego fuera desbancado por Suiza. Todo ello estará visible hasta mañana; posteriormente, aunque no se incorporará al recorrido general, desde la Catedral prevén realizar visitas puntuales.

Cada vez más ventanas se abren para conocer el pasado y futuro de la catedral

La apertura de la sacristía -que no estará visible en el programa de visitar habitual sino en ocasiones puntuales- supone un paso más en un proyecto, el de restauración de la Catedral Vieja, que permite conocer nuevos lugares del mismo para entender parte de la historia del edificio en concreto y de la ciudad en general. Desde el inicio de las obras de restauración, la iniciativa «abierto por obras» busca mostrar al público cómo se desarrollan los trabajos. De esta manera, se ofrece una visión hacia las obras que además de ser un punto de vista diferente permite que el recorrido cambie a medida que avanzan las obras. Así, el visitante puede conocer aspectos nuevos a pesar de que ya haya estado en la Catedral anteriormente de la misma forma que puede conocer la evolución de los trabajos.

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