Al final Rajoy se ha decidido a repetir con Mayor Oreja como cabeza de cartel para las Europeas y en sus propias filas le han salido respondones. El editorialista de «Libertad Digital» entre ellos.

El escriba de Jiménez Lozanitos se la tiene jurada al político gallego por lo que considera la deconstrucción del aznarismo, y recordaba que tras llegar al liderazgo «la vieja guardia de Aznar fue cayendo poco a poco. Primero Zaplana, luego Acebes. Sólo quedaba Mayor Oreja en un puesto de cierta responsabilidad, por lo que siguiendo la nueva estética marianista, cabía esperar que no repitiera como candidato a las europeas».

La primera opción, aseguraba, fue Gallardón, pero el riesgo debía ser alto, porque «después de la doble noche electoral gallega y vasca del 1 de marzo, una victoria de Gallardón probablemente habría sido el golpe definitivo para Rajoy: sí, la cara amable del PP convence, pero sólo con Gallardón, el auténtico niño mimado de Prisa y los `intelectuales' de izquierdas. Si, por el contrario, el alcalde fracasaba, el camino escogido por Rajoy habría demostrado que no funciona ni en las mejores condiciones». ¡Vaya panorama!

Así se explica que el gallego haya optado por no arriesgar demasiado y renueve el contrato a Mayor Oreja, «de modo que si el resultado electoral no es catastrófico (al menos, empate técnico con el PSOE) habrá salvado la papeleta; y si lo es, siempre podrá hacerle cargar con el muerto al vasco y, por extensión, al aznarismo». Mira qué cuco el tío.

Pero no se crean que le perdonan. Lean, lean: «Sin embargo, esta estrategia cobarde no debería hacernos olvidar lo evidente: Rajoy ya ha volado demasiados puentes como para que cualquier amago de acercarse al antiguo PP se confunda con una rectificación honesta que permita juzgar electoralmente al aznarismo en las europeas. No, en junio quien se la juega es Rajoy ante sus votantes, como bien sabe él mismo al demorar durante tanto tiempo la elección de un candidato. No sería bueno ni para el PP ni para España que el gallego siguiera convirtiendo sus derrotas en unas supuestas victorias que sigan dando oxígeno a un líder incapaz de hacerle frente a Zapatero en el peor momento de la historia económica de la democracia». Con amigos así a Rajoy no le hacen falta enemigos, ¿no les parece?