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Catarsis personales y novelas místicas, ganadoras del Nadal y el Josep Pla

GARA | BARCELONA

La periodista barcelonesa Maruja Torres, ganadora del 65 Premio Nadal con la novela «Esperadme en el cielo«, confesó ayer que los tres años que ha invertido en su escritura han sido un tiempo de «catarsis total». En la misma velada literaria de todas las noches del Día de Reyes se falló también el 41 Premio Josep Pla de narrativa en catalán, que recayó en el periodista Gaspar Hernández por «El silenci», en la que el narrador mantiene un monólogo con Umiko, una joven japonesa, enferma de cáncer, que cree en la medicina alternativa y en concreto en el poder curativo de las emociones.

«Esperadme en el cielo», que publicará en las próximas semanas Destino, cuenta el reencuentro en el más allá de la propia autora con sus dos amigos del alma, ya fallecidos, el escritor Terenci Moix y el periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán. En la tradición de la novela y el cine de aventuras, los tres revisitan los escenarios de su educación sentimental y se desplazan como en un cuento por las calles del Raval de la posguerra, las azoteas de Sabú y el Gran Visir, Alejandría o la feria del libro de Madrid.

Por su parte, el gerundense Gaspar Hernández, periodista radiofónico y columnista en varias publicaciones catalanas, reivindica las llamadas terapias naturales y «nueva conciencia» en su novela «mística» «El silenci». Situada en Formentera, la novela se sitúa en la frontera de la «autoficción», pues el narrador es «mi alter ego», como reconoció el autor. Umiko, enferma de cáncer, cree en las propiedades curativas de la voz, y el narrador de la novela deberá hablarle durante toda la noche y la madrugada mientras ella duerme en una suerte de «curación espiritual».

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