Maite SOROA | msoroa@gara.net
La patraña del censo
Se acabaron las fiestas y ahora toca volver a pisar tierra y hablar de las elecciones que vienen (en la Comunidad Autónoma Vasca) y en las que todo el mundo aspira a mantenerse en el machito o alcanzarlo. Bueno, los que puedan votar, claro.
De eso, precisamente escribía ayer en «Estrella Digital» su editor, Germán Yanke, quien recordaba las iniciativas surgidas para que «puedan votar los ciudadanos que hayan tenido que abandonar el País Vasco por lo que se ha dado en llamar `violencia de persecución' y que, como todo el mundo sabe, adquiere variadas formas. Son muchos los que se han marchado por motivos políticos y seguramente la inmensa mayoría de ellos no son votantes nacionalistas». Y a partir de ahí empiezan a hacer números porque entiende Germán Yanke que «el voto de esos ciudadanos que se han marchado obligados de uno u otro modo podría ser decisivo».
No comparte, sin embargo, la necesidad de cambiar la legislación para hacer valer esos votos y cree que «lo que se debería pedir es el compromiso de todos ellos para seguir empadronados en el País Vasco y poder votar en esa comunidad». Así, dice, le salen las cuentas.
Pero para cuentas, más fantásticas que las de Antoñita, las de Carmen Gurruchaga que, en referencia a este mismo asunto -¿coincidencia? ¿telepatía?-, advertía en el periódico «La Razón» que «en el País Vasco también surgen serias dudas al comprobar el censo electoral. Más del diez por ciento no aparece en el mismo, porque se ha visto obligado a abandonar Euskadi por las amenazas de ETA y a instalarse en otras regiones de España. Obviamente, estas personas a las que se les arrebata el derecho al voto y que sumarían más papeletas que los simpatizantes de Batasuna, no son de ideología nacionalista».
Puesta a hacer números yo también, me sale que, aplicando el 10 por ciento de Gurruchaga, de Bilbao se habrían escapado 35.616 personas; de Donostia 18.424; de Arrasate, 2.211; de Zornotza, 1.711... Y así todo el rato. Apliquen pues el 10 por ciento al censo de su localidad y comprobarán la verdadera dimensión de la patraña.