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Crónica | Foro antiimperialista

Gaza, un nuevo capítulo de la resistencia árabe

Mukawama es una niña libanesa de dos años y medio de edad de ojos oscuros y pelo rizadito. Nació el 26 de julio de 2006, día en el cual el secretario general de Hizbullah, Hassan Nasrallah, declaró la victoria de la resistencia libanesa sobre el ejército más poderoso de la región, el del Estado sionista. Recordando este triunfo y aquel histórico día los padres llamaron a su hija Mukawama, que significa Resistencia en árabe.

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Ingo NIEBEL Colaborador de GARA en Beirut

Con ella no sólo un nuevo ser humano vio la luz, sino desde los escombros de Beirut y de las demás villas destruidas por la aviación y artillería israelíes ha surgido un movimiento y un espíritu de resistencia que se ha extendido de Líbano a otros países de la región.

«Son niños, niños tan pequeños», comenta la abuela de Mukawama al ver las imágenes que un canal de televisión libanesa transmite desde Gaza. Se ve a una niña de doce años, ensangrentada, que en sus brazos tiene a su hermanito de pocos meses. «Han perdido a los padres y a los hermanos» traduce la abuela al huésped alemán lo que la voz en off dice en árabe, mientras Mukawama observa detrás de una cortina a los hombres extranjeros que su papá ha invitado a su casa. Los mayores que están siguiendo la información en televisión saben que las imágenes que la agresión sionista está produciendo desde finales de diciembre en Gaza son las mismas que se vieron dos años y medio atrás en Líbano, que se están viendo desde 2003 en Irak y desde 2002 en Afganistán.

«En Gaza se ha abierto un nuevo capítulo de la resistencia árabe», comenta Karim, uno de los más prestigiosos cámaras y fotógrafos de Líbano. Mientras los massmedia europeos alaban el avance del Ejército israelí en la geografía de Gaza, dando completa cobertura informativa a los crímenes del régimen sionista, obvian que el Gobierno de Ehud Olmert ha conducido a su Estado en un callejón sin salida.

En adelante le quedan sólo dos opciones: La primera es parar los ataques sobre Gaza sin haber debilitado considerablemente la estructura de Hamas y la de las demás organizaciones militares palestinas.

El tiempo corre en contra de Tel Aviv: El 20 de enero tendrá lugar la investidura de Barack Obama como presidente de Estados Unidos. Hasta entonces Washington dará tiempo a Tel Aviv para acabar sus operaciones militares en territorio palestino. Los europeos acompañarán con vacíos llamamientos: La UE habla con todos los actores menos con Hamas.

La otra opción de Israel es la de exterminar físicamente a la población palestina para evitar que, por ejemplo, en un futuro no tan lejano los mencionados hermanos emprendan el camino para vengar a su familia asesinada, tal y como lo van a hacer los familiares de los hasta ahora mil muertos. Es decir, con cada muerto que la agresión sionista produce aumenta la resistencia en su contra. Para prevenir este proceso, Tel Aviv tendría que proceder a la «solución final» de la cuestión palestina, algo que la comunidad internacional no va a tolerar.

La brecha entre el Occidente y los países del Sur se está haciendo cada vez más patente. Mientras Europa calla y, por lo tanto, otorga ante las vulneraciones permanentes del Derecho Internacional por parte de Israel, otros países toman una posición bien clara: Venezuela y Bolivia han suspendido sus relaciones con el Estado sionista.

En un mundo entrelazado por internet esta noticia ha llegado hasta el mundo árabe como también se sigue por aquí cada discurso del presidente venezolano, Hugo Chávez. Su postura frente a las agresiones israelíes causa profunda admiración entre la población libanesa.

De ahí se explica el hecho de que se vea muy frecuentemente una foto suya junto a la de Hassan Nasrallah.

Pero la importancia del ejemplo venezolano en la zona va mucho más allá de la simple admiración. A pesar de las diferencias históricas, sociales, políticas y culturales entre América Latina y el mundo árabe sí hay varios aspectos en común: El emergente poder popular y el deseo de la integración regional contra el imperialismo.

La debacle militar de EEUU en Irak, la arriesgada situación que comparten con los europeos en Afganistán y el fracaso de Israel en Líbano extienden el espíritu de la resistencia por todos los países de la zona. Lo que el Occidente no quiere ver es que en el fondo existe también una persona que - como Chávez - puede convertirse en la voz, la cara y el cerebro de la resistencia árabe: Hassan Nasrallah.

 
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