Lo hemos oído en más de una película del oeste puesto en boca de algún jefe indio: «Rostros pálidos hablar con lengua de serpiente». Se quiere afirmar con ello que su lenguaje es bífido; es decir, que prometen una cosa, pero luego hacen otra distinta. Por supuesto, el jefe dice eso por experiencia. Los robos de sus tierras y el exterminio de los suyos han estado envueltos siempre en palabras incumplidas y acuerdos vulnerados.

En el mitin realizado por el PSOE en Ourense el pasado domingo, Zapatero dejó en un momento su tono de buen rollito y, fruncido el ceño, proclamó: «Mi deber es exigir el alto el fuego inmediato a Israel y el inicio de una paz duradera». Fuertes aplausos. Zapatero vende imagen de ser el presidente de la Unión Europea (UE) que mantiene posiciones más radicales sobre la actual agresión genocida de Israel sobre Gaza. De ser así, ¡cómo serán los demás!

Al día siguiente, tras dos semanas de bombardeos y casi mil muertos, Moratinos, ese rápido y avispado ministro de Exteriores, ha iniciado una gira-marketing por Oriente Medio en busca de un alto el fuego. Es más que posible que para cuando termine su periplo de recepciones, cenas y conversas con sus colegas de Israel, Egipto y la Autoridad Nacional Palestina, del fuego que pretende atajar sólo queden rescoldos por no haber ya casas, escuelas y mezquitas que quemar. Con Hamas, eso sí, no hablará, ya que, según ha dicho, a pesar de haber ganado unas elecciones democráticas, «no es un interlocutor político válido». Hamas, según la UE, es una organización terrorista. El Estado de Israel y sus partidos gubernamentales, no; Hamas, sí.

Durante el primer semestre de 2008 (los datos del segundo se desconocen aún), el Gobierno de Zapatero autorizó la exportación de material militar a Israel por valor de 1.552.000 euros. La citada cantidad superaba ya todas las exportaciones del año anterior, 2007, y casi cuadriplicaba las de 2006. Más del 90% de todo el material militar vendido el pasado año eran «cámaras y equipos de formación de imágenes de infrarrojos y térmicas, así como sensores de imagen por radar utilizados para la localización nocturna de objetivos». En los años 2006 y 2007 las ventas abarcaron «bombas, torpedos, cohetes y misiles». Con toda seguridad, todo este material ha sido utilizado y lo sigue siendo en los bombardeos y ataques contra Gaza.

La empresa FAEX (Fabricaciones Extremeñas), propiedad de EXPAL (Explosivos Alaveses), ha sido una de las principales proveedoras del material militar antes referido. Esta última, EXPAL, cabecera de la división de Defensa de Unión Española de Explosivos, pertenece a su vez al grupo inversor Pallas Investment, con sede en Curazao, Antillas Holandesas (paraíso fiscal, nido de especuladores, traficantes de armas y demás gente de mal vivir), integrado a su vez por Swiss Bank, AGF, Credit Lyonaiss y Alf Aquitaine, poderosas multinacionales y bancos que, como muy bien se sabe, están particularmente interesados en la paz mundial y el bienestar de la humanidad.

«De todas las promesas que nos hizo el hombre blanco solamente cumplió una: prometió que acabaría con todos nosotros y así lo hizo». Eso lo dijo el gran jefe sioux Thathanka Iyothanka, más conocido como Sitting Bull-Toro Sentado. No hablaba por hablar. Si en vez de vivir en las grandes praderas del Oeste lo hubiera hecho en tierras palestinas, habría dicho lo mismo de los rostros pálidos sionistas. Todos los acuerdos de la ONU han sido incumplidos sistemáticamente por el Estado de Israel. Todos los tratados de paz firmados con los grupos palestinos han sido reventados directa o indirectamente por los gobiernos sionistas. Los bantustanes negros del régimen racista sudafricano son hoy los modelos de referencia israelíes para acabar política, económica y socialmente con los restos del pueblo palestino y obligarle a vivir de miserables empleos y limosnas occidentales.

Lo escribió Javier Krahe en su canción «Cuervo Ingenuo»: «Hombre blanco hablar con lengua de serpiente. Cuervo Ingenuo no fumar la pipa de la paz con tú, ¡por Manitú!». Lo transcrito era el estribillo de la canción, y en sus estrofas se hablaba de los muchos fraudes del entonces gran jefe de los rostros pálidos españoles, Felipe González, presidente del Gobierno del PSOE: la mentira de sacarnos de la OTAN o de crear 800.000 puestos de trabajo, su servidumbre con respecto a los yanquis, el consentimiento de los malos tratos y el fomento de la guerra sucia, el abandono de sus promesas socialistas...

Leo ahora que en la manifestación de Madrid el PSOE fue uno de sus partidos convocantes. Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG del PSOE, marchaba en cabeza de la manifestación. El alto el fuego que allí se reclamaba era un alto al fuego criminal dirigido por los equipos de infrarrojos, térmicas y sensores que su partido había vendido al Ejército israelí. Realmente, el rostro de algunos rostros pálidos es inconmensurable.

Varios cientos de organizaciones sociales palestinas han reclamado de la sociedad internacional la exigencia de sanciones para el régimen sionista israelí y el impulso de una campaña de boicot general (cultural, deportivo, comercial, académico...) a sus actividades y productos. En su tiempo, cuando el racista régimen sudafricano aún persistía, una iniciativa similar realizada a nivel internacional tuvo un impacto considerable de cara a acabar con aquella ignominia. Por ello, la respuesta inmediata a dar hoy a la agresión genocida debería servir también para abrir vías a esta línea de trabajo.

Junto a ello, a pesar de la gravedad de la situación vivida por el pueblo palestino y de lo cruento de la masacre que se está perpetrando con la población de Gaza, salir a la calle a pedir un alto el fuego que no denuncie a su vez a los que alimentan el mismo con sus ventas de armas y acuerdos preferenciales de todo tipo para con Israel (comerciales, militares...) puede convertirse en una solidaridad hueca, inservible para abrir camino a una paz de verdad, con justicia y dignidad, en Palestina y Oriente Medio. Así que terminamos nuevamente con Javier Krahe y, hoy como ayer, le decimos al PSOE: «Cuervo Ingenuo no coger pancarta de la paz con tú, ¡por Manitú».