La tarde del domingo pasado, en Tele 5, emitieron una entrega de un programa que debería pasar realmente al libro de los récords, en un capítulo dónde se calificaran las espacios televisivos más cargados de momentos insuperablemente idiotas. Ya sé que la pelea puede ser muy dura, pero Carmen Alcaide se dedica a derrochar su simpatía para intentar darle cuerpo a un programa que es lo menos recomendable para la salud pancreática de ningún individuo en edad de comer turrón de frutas sin bula médica. Por mucho que denominen al programa «Guinnes World Records» y pongan a una especie de chico con traje de colegio de pago hablando un español con acento extranjero muy similar al que utilizaba doña Croqueta, y que además hagan ver que dan los diplomas oficiales de haber conseguido el récord más inverosímil posible, lo cierto es que es insufrible, pastoso, sin ningún gancho, yo diría que en muchos tramos es tan desangelado que parece de una cadena de menor importancia económica.

Entre las glorias de récords que nos ofrecieron en esa emisión, estaba la de un tipo, informático de profesión, que es récord del mundo por haberse transformado en un gato. Implantes, tatuajes, ortodoncias, operaciones, toda una suerte de agresiones a su cara para salir, probablemente, en muchas televisiones y adquirir una notoriedad felina que a lo mejor no tenía como humano. Esto es horario infantil dominguero me parece peligroso como ejemplo.

Pero la traca más gorda es cuando a Mercedes Milá le otorgaron el Guinnes por ser la presentadora de televisión que más trajes regionales ha sacado. Repetimos: más trajes regionales ha exhibido a lo largo de un programa. Y ahí apareció Ella, y con su verbo encendido explicó su logro. No es que uno sienta vergüenza, es que parece que se ha perdido cualquier vestigio de estar en una realidad televisiva medianamente justificable y asumible. La otra noche, el jueves, Ella, con ¿otro traje regional?, se puso flamenca con los responsables de programación porque en las últimas entregas han paseado por todos los días de la semana a GH. Y ahí tiene razón, incluso puede ser récord Guinnes de cambios de ubicación en la parrilla.