Representantes institucionales -como Juan José Ibarretxe, Markel Olano y Odon Elorza- y responsables de Kutxa, entidad impulsora del proyecto, se dieron cita ayer por la mañana en el nuevo edificio «Onkologikoa» -situado al lado del Hospital Donostia-, donde celebraron su inauguración institucional, pese a que no comenzará su andadura hasta verano.

Hasta ese momento será la actual sede, situada en el donostiarra barrio de Egia, la que dará servicio a los pacientes oncológicos, como lo viene haciendo desde su creación, en 1933.

Tal y como comentó la directora médica, Yolanda Saralegi, «además de la tecnología puntera que aportará el centro, también ofrecerá un equipo humano y profesional importante, porque detrás de cada paciente siempre hay un ser humano y tenemos que cuidar a ambos».

Sobre las características del edificio, Saralegi comentó que «el diagnóstico tumoral crea al paciente angustia y ansiedad porque no sabe qué le espera, qué futuro tiene y a qué tendrá que enfrentarse; cambia la estructura personal del enfermo así como de su familia, por ello es importante que estén en un entorno amable y cálido; este hospital como estructura va a cuidar mucho la comodidad y el recogimiento del paciente».

Actualmente, este centro sanitario trata 1.800 cánceres nuevos al año y tiene en revisión a 35.000 pacientes anuales más. Saralegi no quiso obviar la gran labor realizada durante todos estos años por el centro, pero reconocío que las instalaciones se habían quedado pequeñas.

Auguró que «viene una nueva época para el Instituto Oncológico, de estudio y de trabajo muy ilusionante y que va a ayudar mucho a los profesionales». En un primer momento será el equipo del actual centro -unas 200 personas- el que se trasladará al nuevo edificio, pero, tal y como señala Saralegi, es probable que el equipo aumente.

El nuevo director gerente, Jon Etxeberria, definió de esta manera los avances que trae consigo la nueva sede, de unos 24.000 metros cuadrados de extensión: «Este es un espacio totalmente diferente, es más amplio y la luz tiene un peso importante; en torno a la tecnología, el Instituto Oncológico siempre ha sido un centro puntero, pero ahora se ha dado un paso más tanto en el diagnóstico como en el tratamiento».

Dentro del equipamiento adquirido, cuyo coste ha superado los 15 millones de euros, el acelerador para tomoterapia helicoidal es la estrella, un instrumento, «que actualmente representa la tecnología más avanzada en el tratamiento de cáncer» y que permite aplicar al paciente una irradiación de intensidad modulada para dar una dosis mayor en la zona a tratar y proteger el resto de estructuras de órganos que no están afectados». No obstante, no es un tratamiento que se pueda ofertar de forma generalizada, «debido a su alto coste económico como personal».

Además de este equipo, el centro cuenta con cuatro mamógrafos digitales, cuatro estaciones de diagnóstico, un robot para aplicar nuevas técnicas de crioterapia y una moderna unidad de resonancia magnética, cuatro quirófanos «inteligentes» y doce puestos ambulatorios para quimioterapia, todos repartidos en tres plantas. Una cuarta está destinada a los pacientes que precisen ser hospitalizados.

Se han dispuesto un total de 52 habitaciones, que están dotadas con todo tipo de equipamientos médicos y que pretenden aportar confort a los pacientes como a sus familiares.

El nuevo hospital dispondrá de siete especialidades: mama; ginecología; piel; digestivo; cabeza, cuello y tiroides; urología, y «oncohematología» y pulmón.