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Las irregularidades arqueológicas de Veleia posibilitaron las falsificaciones

El testimonio de los tres arqueólogos que decidieron abandonar el yacimiento de Iruña-Veleia cuando Eliseo Gil presentó en público los «grafitos excepcionales» resultó demoledor respecto a la posible veracidad de las inscripciones. A pesar de excavar directamente alguno de los soportes, no vieron ningún grafito, que se descubrieron en el lavado posterior. Además, denunciaron irregularidades en el método arqueológico que dejan sin garantía cualquier hallazgo.

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Itziar AMESTOY | GASTEIZ

La Diputación de Araba se guardaba un as bajo la manga en el asunto de Iruña-Veleia que decidió mostrar ayer, motivada por la comparecencia de Eliseo Gil ante las Juntas Generales. El elemento esclarecedor era el testimonio de los tres arqueólogos que trabajaron en Lurmen y que decidieron abandonar el yacimiento cuando Gil presentó en público los grafitos calificados en su momentos como excepcionales. Miguel Ángel Berjón, Jose Ángel Apellaniz y Carlos Crespo vertieron, con sus explicaciones, luz sobre dos aspectos claves: la metodología arqueológica y la extracción de las piezas donde posteriormente se descubrieron las inscripciones.

En primer lugar, invalidaron la praxis arqueológica del equipo de Gil. Incidieron en que desde que se descubrieron las inscripciones llamadas a revolucionar la historia del euskara escrito y del Cristianismo se debían haber adoptado medidas cautelares que hicieran fiable el método. Así, registrar con fotos y vídeos las excavaciones, lavar de forma inmediata las piezas o dotar de personal con titulación al yacimiento se volvían imprescindibles. Sin embargo, no se registró ninguno de los hallazgos y el sector 5, de donde salieron más de 250 piezas, siguió siendo excavado por los campos de trabajo internacionales, es decir, gente sin ninguna experiencia arqueológica.

Sin grafitos hasta el lavado

La circunstancia más clara, sin embargo, fue que pese a haber participado directamente en los sectores en los que se hallaron las piezas, ellos no vieron ninguna inscripción. Los grafitos fueron únicamente detectados en el proceso posterior de lavado. «A uno se le puede escapar uno, dos, cinco o diez grafitos, pero hay trescientos materiales en uno de los sectores y, para que se te escapen, tendrías que ser el arqueólogo más burro del mundo», lanzó Miguel Ángel Berjón. En este punto resulta contradictoria la postura de Eliseo Gil ante las Juntas cuando, a preguntas sobre cuándo tuvo constancia de la excepcionalidad de los hallazgos, dijo: «Alguno de ellos directamente en el momento de la excavación».

La determinación de abandonar el equipo la tomaron cuando Gil presentó en junio del 2006 los hallazgos de forma «inapropiada e irresponsable», por no contar con el respaldo y contraste científico convenientes. Después de desacreditar el método arqueológico, no entraron en la falsedad de las inscripciones; en este aspecto señalaron la cualificación de la comisión de expertos como garantía para tomar sus dictámenes como resolutivos. Los expertos sentenciaron en noviembre la falsedad de los grafitos.

EL MÁS BURRO

Los arqueólogos no vieron ningún grafito de las trescientespiezas que excavaron. Berjón dijo que «tienes que ser el arqueólogo más burro del mundo» para que te escapen hasta trescientos soportes en los que no ves ni una inscripción.

Anomalías en los sectores con piezas «excepcionales»

Los sectores 5 y 6 del yacimiento se han vuelto conocidos por ser donde se descubrieron las piezas con supuestas inscripciones. Pero las irregularidades van floreciendo a medida que se conocen las circunstancias de la excavación. El sector 5, una domus sellada bajo un techo que cayó, se excavó por un campo de trabajo en julio y agosto de 2005. Los soportes se lavaron a las semanas, con lo que en julio ya aparecieron algunos grafitos. A pesar de ello, no se profesionalizó ni se registró la excavación. El caso del sector 6, donde aparecieron los textos en euskara arcaico, es sorprendente. Aunque el yacimiento no trabajaba sobre él, se intervino un día en mayo de 2005 porque un programa televisivo fue a grabar. Se sacaron tres cajas con material que fueron al almacén y no se lavaron hasta diez meses después. En junio de 2006, Gil presentó los hallazgos, con lo que de existir una manipulación se tendría que haber producido antes del lavado. Es decir, en 5 pudo ser el mismo julio y los meses posteriores en los que seguían apareciendo piezas y en el sector 6 en algún momento de los diez meses que las piezas estuvieron en cajas en el almacén. I. A.

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