La crisis económica también obliga al «fontanero polaco» a iniciar el regreso a casa
Medio millón de polacos ya han abandonado Gran Bretaña para volver a casa. Se prevé que la cifra aumente en los próximo meses, sobre todo a causa de la crisis económica. Las principales ciudades de Polonia luchan por atraer a estos inmigrantes y sus ahorros.
Nacho TEMIÑO
La crisis financiera no es la única razón para hacer las maletas y son muchos los polacos que deciden regresar, simplemente, porque añoran su tierra, a pesar de que Londres y Varsovia están a menos de tres horas de avión y los comercios con productos de Polonia en Gran Bretaña se han multiplicado en los últimos tiempos.
«Echaba de menos a mi familia, nuestro ambiente, nuestra vida aquí», explicó Renata Majkowska, recién llegada a Varsovia después de trabajar en Inglaterra durante un par de años.
Tras la entrada de Polonia en la Unión Europea, Gran Bretaña e Irlanda han sido el destino preferido para los polacos, con más de un millón de emigrantes desde 2004, una auténtica oleada que hace que hoy los tradicionales pubs irlandeses sirvan cerveza polaca, además de Guinness, o se puedan comprar salchichas polacas en cualquier carnicería. Esta emigración, que ha cambiado el rostro de las islas, puede tener ahora sus días contados ya que, como reconoce Majkowska, más allá de los sentimentalismos, la crisis financiera se nota cada vez más y, de hecho, hace peligrar los puestos de trabajo de 400.000 polacos, razón de más para volver antes de que se hunda el barco.
«La pregunta es si estos trabajadores preferirán pasar los malos tiempos ahí, o si juzgarán mejor que en Polonia estarán más seguros», explica la experta en migraciones Krystyna Iglickiej, que apuesta por que el número de retornados será cada vez mayor.
Otra de las claves que está impulsando esta vuelta a casa es la pérdida de valor de la libra, que pasó de cambiarse a siete zloty polacos hace cinco años, a los cuatro que hoy pueden obtenerse a cambio, lo que hace que enviar dinero a las familias sea cada vez menos rentable.
El retorno es un drama para unos pero un negocio para otros, como el caso de los promotores de Polonia, que ya se frotan las manos y ven en la vuelta de sus compatriotas una oportunidad de oro para impulsar la venta de viviendas, después del estancamiento que vive el sector en los últimos meses. También las principales ciudades del país centroeuropeo se han lanzado a captar a estos emigrantes y sus ahorros, un poderoso empuje para la economía nacional en estos momentos de crisis, lo que ha llevado a los doce ayuntamientos polacos más importantes a poner en marcha un plan conjunto para facilitar el regreso.
Plan de retorno
La iniciativa de los municipios se une a la del Gobierno, que el pasado año ya presentó su Plan Retorno, un conjunto de medidas fiscales y laborales que también incluía la apertura de oficinas informativas en Dublín y Londres.
Lo cierto es que, a pesar de verse afectada por la crisis internacional, Polonia ofrece unas perspectivas de crecimiento para este año que pueden superar el 3%, con buenas ofertas de empleo esperando a los que decidan hacer las maletas y tomar el camino a casa. Pero a pesar del cálido recibimiento que ofrece la Administración polaca, no todo el mundo planea irse por una razón evidente: la paga por hora en Polonia es de unos cuatro euros, una cuarta parte menos de lo que puede ganarse, por ejemplo, en Irlanda. Además, las prestaciones sociales son mucho más generosas en Gran Bretaña, donde tras doce meses de trabajo un emigrante del Este puede beneficiarse de un completo menú de ayudas, incluyendo subsidios por hijos y vivienda, algo que puede animar a quedarse a una parte del medio millón de polacos que aún residen en Gran Bretaña, sobre todo a las familias.
Mientras, no sólo los emigrantes podrían volver a Polonia, también podrían hacerlo las empresas asentadas en las islas, que ven cada vez más atractivo mudarse a los nuevos estados de la Unión Europea.
Éste es el caso de la segunda productora mundial de ordenadores, Dell, que recientemente anunció que trasladará parte de su producción de la planta de Limerick, en Irlanda, a Polonia, lo que supondrá un recorte de alrededor de 1.900 empleados de los 3.000 que trabajan en esas instalaciones. La empresa aporta un 5% del Producto Interior Bruto a Irlanda.