El legendario teatro Wintergarten berlinés baja el telón para siempre
El Wintergarten berlinés, toda una institución que resucitó hace 17 años el teatro de variedades en el mejor estilo de los años veinte, con acrobacias, música y baile, dejará caer el telón definitivamente el 31 de enero, víctima de la quiebra. El teatro de la Potsdamer Strasse, famoso por sus espectáculos acrobáticos en un marco de reliquias circenses, no encontró respaldo por parte del Estado ni la disposición de los acreedores a seguir financiándolo, según sus fundadores.GARA | BERLIN
Cuando el domingo 31 de enero representen por última vez «Orientalis», no sólo sus 68 empleados sentirán un arrebato nostálgico. Inge Jacobsen, que ha trabajado diez años para el legendario teatro, explica que no acaba de creerse que «un lugar tan bonito, casi familiar» se vea abocado a la ruina, y lo achaca al «altísimo alquiler» y a la crisis económica, «que se ceba sobre todo en la cultura».
En sus años de éxito, el Wintergarten del barrio de Schöneberg, al oeste de la ciudad, era lugar de peregrinación obligada para muchos turistas, aunque fuera sólo para ver su fachada que, gracias a 2.000 bombillas, parece una feria en el ya de por sí oscuro Berlín. Pero la falta de un público «maduro», unido a la creciente competencia de otros lugares como el teatro Friedrichstadtpalast ¯conocido como el Broadway del Este¯, la falta de subvenciones públicas y los elevados costes de personal, unido a la crisis, se han traducido en su sentencia de muerte.
El Berlín que este 2009 celebra 20 años de la caída del Muro ha evolucionado de manera muy heterogénea y la Potsdamer Strasse, a esa altura del barrio de Schöneberg, no se ha beneficiado de ello. Muchos turistas prefieren disfrutar de un paseo por la Friedrichstrasse (este) antes que perderse por el área del Wintergarten, en el oeste. Y no ven razón suficiente para gastar aquí los hasta 99 euros que costaba el menú acompañado de espectáculo durante el fin de semana (sin comida podía verse el «show» por 25 euros).
Hace 17 años la cosa era bien distinta y el Wintergarten contó con gran atractivo para los amantes del «varieté life». Ésa fue la idea de sus fundadores, a saber, profesionales del mundo del espectáculo como Bernhard Paul, del Circo «Roncalli», y el empresario de conciertos Peter Schwenkow, además de André Heller, cuya idea era la de despertar nuevamente «el gusto por el varieté», en la mejor tradición del Berlín de los años veinte y treinta. Dicho y hecho. Durante los primeros años el Wintergarten recibió más de un millón de visitas, haciendo escuela en otras ciudades de Alemania, con una programación muy cuidada que cambiaba cuatro veces al año. El público, sin embargo, no bastó para revertir la tendencia deficitaria, que llevó al director Frank Reinhardt a declarar el pasado mes de junio la quiebra y hoy a confirmar la decisión de los acreedores de no reflotar el teatro.
Reinhardt lamenta que el gobierno de Berlín, magnánimo a la hora de cuidar sus atractivos culturales, no haya valorado la posibilidad de invertir también en esta casa, que recoge el legado del primer Wintergarten, el que entre 1888 y 1944 fuera escenario de magos como el Gran Harry Houdini.
El teatro de varieté, sinónimo de los «locos años veinte» de Berlín, estaba alojado en la Friedrichstrasse y superó los avatares de la historia, pero no las bombas de 1944.
En sus años de éxito, el Wintergarten era lugar de peregrinación obligada para muchos turistas, aunque fuera sólo para ver su fachada que, gracias a 2.000 bombillas, parece una feria en el ya de por sí oscuro Berlín.
Superada la posguerra, las revistas teatrales buscaron «renovarse», y el nuevo Wintergarten, fundado en 1992, retomó la tradición intentando desprenderse del toque «apolillado» que tiene el teatro de variedades.