Cuando comenzó esta temporada todo parecía indicar que Boston Celtics iba a continuar con su supremacía. Sin sembrar dudas. Ejerciendo de grande. Dos meses y medio ha costado comprobar que no, que la tripleta conformada por Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen no podrá aguantar el tirón como si fuesen invencibles.

Primero fueron los Cleveland Cavaliers, capitaneados por un estelar LeBron James, los que osaron romper el equilibrio establecido. Y en las últimas dos semanas es Orlando Magic quien ha metido la cabeza en la encarnizada lucha por el liderato de la Conferencia Este. Por extensión, la pelea entre Cavs, Magic y Celtics, ese es el orden clasificatorio actual, es la pelea por el liderazgo de la competición ya que en el Oeste sólo los Lakers se acercan a los números de las «potencias Este».

No hay que engañarse. No es que el Este sea más fuerte que el Oeste. Aunque paso a paso el equilibrio va volviendo entre ambas conferencias, la balanza todavía quiebra a favor del Oeste. Es la igualdad de sus habitantes lo que condena a franquicias como San Antonio Spurs, New Orleans Hornets, Houston Rockets o Dallas Mavericks a repartirse las victorias de otra forma. Mientras, en el Este, con menos igualdad, la facilidad de sumar victorias de las franquicias potentes marca el desarrollo de la temporada regular.

La cuestión es que cada equipo juega cuatro partidos contra los equipos de su misma conferencia. Esto provoca que la irregular Conferencia Este permita más victorias para sus vecinos.

Pese a esos recovecos del sistema de competición de la NBA, Boston, Cleveland y Orlando están cuajando una gran temporada tanto en el Este como en el Oeste. De hecho, los Magic ha engrosado su casillero de victorias en el temido Far West y ha pasado a ser uno de los mejores equipos de la liga con una racha de siete victorias consecutivas. El récord es de 20-3 en los últimos dos meses de competición.

Campeón... de casi todo

En su reciente gira por el Oeste, Orlando ha disputado cuatro partidos en las canchas de Spurs, Kings, Lakers y Nuggets. Todos se han saldado con victoria. Resulta curioso que tanto a San Antonio como a Lakers ya los había derrotado hace escasamente un mes en su propio campo. Dos de los cocos de la competición han pasado por la piedra de los de Florida.

El equipo basa su éxito en el pletórico estado de forma de su principal estrella: Dwight Howard. El All Star, campeón olímpico y campeón del concurso de mates del año pasado, anota 20,2 puntos por partido, captura 14,1 rebotes y pone 3,2 tapones. Si puliese su principal problema, los tiros libres, Howard sería sin duda el jugador más determinante de la competición junto a LeBron James y el actual MVP, Kobe Bryant.

Howard está bien secundado en el quinteto titular de los Magic. Jameer Nelson, Courtney Lee, Hidayet Turkoglu y Rashad Lewis se encargan del perímetro con solvencia. Y es que Howard es un cuatro reconvertido a cinco ante la alarmante falta de una pareja de baile en el juego interior. El banquillo de Orlando está totalmente falto del brillo que exhiben sus titulares. Pese a todo, el equilibrio parece haber llegado a Orlando... para quedarse definitivamente.