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Investidura de Barack Obama

Obama inicia hoy un camino que anuncia largo y difícil

Barack Obama jurará hoy su cargo como presidente de Estado Unidos. Las horas previas a su investidura las dedicó a honrar la figura de Martin Luther King, prometiendo recuperar y llenar de contenido su «sueño».

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GARA | WASHINGTON

Barack Obama se convertirá hoy en el presidente número 44 de Estados Unidos. El domingo por la noche, ante la entusiasta muchedumbre que acudió al macroconcierto celebrado en Washington, rindió homenaje a Martin Luther King. Precisamente, ayer era día festivo en todo el país en honor al activista por los derechos civiles. Como manda la tradición, la jornada se emplea para hacer hacer «servicios comunitarios». Entre otras actividades, Obama visitó el Walter Reed Memorial Medical Center, un hospital de veteranos de guerra, y ayudó a pintar las paredes del Sasha Bruce House, un albergue para jóvenes sin hogar en Washington; le acompañaba el hijo mayor de Martin Luther King.

«Celebramos la vida de un reverendo que, hace más de 45 años, se levantó en el National Mall a la sombra de Lincoln y compartió su sueño con nuestra nación. Mañana [por hoy] nos uniremos como un pueblo en el mismo Mall donde el sueño de King todavía resuena. Al hacerlo, reconocemos que aquí, en América, nuestros destinos están inextricablemente ligados», remarcó. Aseguró que «no hay obstáculo que pueda interponerse en el camino de millones de voces que exigen un cambio». Palabras que causaron sensación entre las 400.000 personas que albergó la explanada ante el monumento a Lincoln. «Si nos podemos reconocer los unos en los otros y unirnos, no sólo recuperaremos la esperanza, sino que mejoraremos nuestro país», dijo.

No obstante, para cubrirse las espaldas, advirtió que la solución a los problemas «llevará tiempo. El camino va a ser largo. No voy a fingir que será fácil acometer cualquiera de estos desafíos. Llevará más de un mes o de un año, probablemente muchos. A lo largo del camino, habrá reveses y pasos en falso, y días que nos pondrán a prueba como país».

Su mensaje de unidad también tiene una faceta política. Por la noche, ya sin el rodillo de pintar, participó en tres cenas en honor de personas que en su carrera han tendido la mano a los miembros del otro partido. Los agasajados fueron Colin Powell, ex secretario de Estado con George W. Bush; el senador John McCain, rival de Obama en las elecciones; y el vicepresidente electo, Joe Biden.

La carrera frenética de los últimos días está llegando a su fin. Hoy, Obama vivirá su «gran día» con una investidura que promete pasar a los anales de la historia. Los actos oficiales arrancarán con el encuentro que mantendrá con Bush para tomar un café. Una banda de música y varios coros amenizarán la espera a los invitados congregados frente al Capitolio. Tras la llegada de Obama, su esposa e hijas, el reverendo Rick Warren pronunciará una plegaria seguida de una canción de Areta Franklin, la reina del soul.

Tras los juramentos se lanzarán 21 cañonazos, a los que le seguirá el solemne discurso de Obama. La ceremonia concluirá con un poema de la profesora Elizabeth Alexander y una plegaria del reverendo Joseph E. Lowery. Varias fiestas de gala y centenares de eventos paralelos completan el programa.

En la Casa Blanca, carpinteros, pintores y constructores trabajaban ayer a contrarreloj para dejar lista la tribuna donde se sentará la familia Obama. Las fachadas de los edificios por donde pasará la comitiva ya estaban decoradas con banderas y cintas rojas, azules y blancas. Los escaparates de las tiendas, no sólo las de souvenirs, también han hecho un hueco entre sus artículos para homenajear al futuro presidente.

Algunos precedentes

Como en toda investidura, no faltarán las anécdotas. En un reciente encuentro con los medios, el historiador Donald Kennon recordó las más peculiares, algunas con tintes trágicos.

La toma de posesión del primer presidente estadounidense, George Washington, estuvo marcada por el despiste de sus colaboradores. Minutos antes de su juramento, se dieron cuenta de que no tenían una Biblia sobre la que el futuro gobernante quería poner la mano al pronunciar las 35 palabras que, según dicta la Constitución, todo presidente debe decir para ser considerado tal. En su desesperada búsqueda, tomaron prestada una Biblia de una logia masónica, posteriormente utilizada por presidentes como George Bush padre.

En los anales de la historia destaca la investidura de William Henry Harrison el 4 de marzo de 1841. Aunque era un día gélido, se negó a usar abrigo o sombrero, una decisión que le costó la vida al contraer una neumonía de la que murió un mes más tarde. Tenía 68 años.

Menos trágica fue sin duda la de Dwight Eisenhower (1953), que contó con 73 bandas, 59 carrozas y en la que, además de caballos, hubo elefantes.

Treinta años antes, el vicepresidente Calvin Coolidge tuvo que asumir el poder ante la repentina muerte de Warren Harding, que a sus 57 años sufrió un ataque cardíaco. Coolidge estaba ese día de visita en el domicilio de sus padres en Vermont, donde no había ni electricidad ni teléfono. Su padre, un notario público, ofició el juramento presidencial a las 2.47 de la madrugada a la luz de una lámpara de queroseno ante los reporteros congregados para la ocasión.

«Safari presidencial»

El furor desatado en torno al nuevo inquilino de la Casa Blanca parece no tener límites y llega incluso hasta Kogelo, el modesto pueblo keniata de su familia paterna. Aunque ni de lejos se podría considerar un destino de postal, desde la victoria del 4 de noviembre, ha experimentado una notable subida del turismo. Brian Coulson, de Los Ángeles, es uno de esos «peregrinos» estadounidenses. Su camisa de flores, pantalones cortos y sandalias sobresalen entre los habitantes de Kogelo. «Esperaba ver tiendas con la imagen de Obama o quizá un restaurante con su nombre. Con este viaje tengo una mejor idea de quién es mi próximo presidente», comenta.

Poco después de la elección de Obama, una agencia de Nueva York ofertó estancia de 11 días bajo el sugerente nombre de «Safari presidencial». El recorrido incluía el monte Massai Mara, los flamencos rosados del lago Nakuru y dos días en Kogelo. El precio, 3.000 dólares.

La Oficina de Turismo de Kenia (KTB) también estudia cómo «sacar provecho al factor Obama» y transformar esta pequeña localidad en un destino turístico privilegiado. Para ello, se planea abrir un museo sobre la figura de Obama.

MANIFESTACIÓN

El centro Washington Peace ha convocado para hoy una manifestación frente a la sede del FBI para exigir el arresto de Bush por «crímenes contra la humanidad y violar la Constitución». La protesta coincidirá con el desfile de honor a Obama.

primer viaje

Su primer viaje al extranjero como presidente será a Canadá, principal socio económico de Estados Unidos. La crisis centrará el encuentro con el primer ministro Stephen Harper, ideológicamente más cercano a George W. Bush.

GERRY ADAMS

El líder de Sinn Féin, Gerry Adams, asistirá a la ceremonia de investidura. Antes de partir, subrayó el compromiso de Obama «a seguir apoyando el proceso de paz irlandés. Su gobierno presenta muchos retos y buenas oportunidades».

Cien días para reactivar la economía y no defraudar

Los cien primeros días de gobierno serán claves para ver si Barack Obama convierte en realidad los mensajes de «cambio» y «esperanza» que le han llevado a la Casa Blanca, en opinión de los analistas. Todos coinciden en que la crisis económica será una de sus grandes prioridades. Los datos hechos públicos recientemente por el Ministerio de Trabajo hablan de más de medio millón de desempleados.

«El plan de reactivación económica debe ser su primera prioridad. Sin una reactivación, no podrá hacer nada más», considera John Pitney, profesor de Ciencias Políticas de la universidad Claremont McKenna de California.

Para Thomas Mann, del centro de estudios Brookings, el plazo de cien días es demasiado corto, «es sólo el principio».

En las últimas semanas, Obama ha redoblado sus esfuerzos para intentar convencer al Congreso de las virtudes de su plan de rescate. Su objetivo es crear o, al menos, salvaguardar entre tres y cuatro millones de empleo, de los cuales el 90% correspondería al sector privado. Con la crisis como telón fondo, hay quienes comparan la llegada al poder de Obama con la de Franklin Roosevelt en 1933.

Junto a la economía, el cambio climático, la reforma sanitaria, las guerras en Irak y Afganistán, y el cierre de la base militar de Guantánamo completan la lista de prioridades y compromisos.

Pero, sin duda, uno de los retos más difíciles que tiene por delante es no defraudar. «Siempre hay un riesgo de decepcionar, especialmente cuando las expectativas son tan altas», advierte Mann. Considera que uno de los factores que ha provocado este «entusiasmo colectivo» es la etapa «desmoralizadora» que EEUU ha vivido en los últimos ocho años, con «una guerra muy impopular, una economía improductiva y estancada, y una política desagradable». El segundo es, a su juicio, la personalidad de Obama, un político «efectivo, interesante y cuya herencia de mestizaje racial supone una posibilidad de profundo cambio». GARA

despedida telefónica

George W. Bush llamó por teléfono a varios líderes mundiales para despedirse. Entre otros, habló con los presidentes de Georgia, Rusia, Corea del Sur y los primeros ministros de Dinamarca e Italia para agradecerles su «trato y hospitalidad».

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