«Llevábamos mucho tiempo pidiendo una operación contra Gaza»
Las posibles coaliciones de cara a las elecciones del próximo 10 de febrero son una de las amenazas que van a condicionar el futuro de Gaza. Danny Hearst, político de Israel Beytenu, ya ha mostrado su desacuerdo con la salida de las tropas. Esta formación ultraderechista fue uno de los grupos que forzó la caída del anterior Gobierno israelí y podría convertirse en el principal apoyo de Benjamin Netanyahu para acceder al poder.
«El Likud es nuestro aliado natural», reconoce Danny Hearst, nacido en Canadá hace 30 años, educado «dentro de las organizaciones sionistas» y con pasaporte israelí desde hace seis, en virtud a la Ley de Retorno que permite a cualquier judío del mundo obtener la ciudadanía en caso de instalarse en su territorio. Sus propuestas evidencian el brutal giro hacia la derecha que ha experimentado esa sociedad, con una apuesta por la separación racial entre árabes y judíos, la oposición a una negociación con Hamas (e incluso con la OLP) y una advertencia: «Debemos estar preparados para usar la fuerza contra Irán». «Llevábamos solicitando una operación contra Gaza mucho tiempo», se jacta Hearst.
¿Cree que con esta operación Israel ha conseguido alguno de sus objetivos?
Por desgracia, no hemos acabado con Hamas. El actual Gobierno ha optado por una actuación limitada para no tener que desplegar soldados por todo el territorio de Gaza. Tengo la impresión de que el acuerdo de alto el fuego devolverá el conflicto a la situación anterior. Esencialmente, tiene el mismo resultado que la ‘desconexión’ de la franja de Gaza en 2005. Una retirada que condujo a los ataques con cohetes desde Gaza sobre ciudades israelíes. Además, desde que Hamas asumió el poder de forma violenta, los observadores europeos abandonaron sus puestos, por lo que Hamas volverá a tener el control del área, forzará la salida de cualquier observador internacional y volverá a lanzar cohetes en un tiempo relativamente corto.
En su opinión, ¿qué condiciones deberían de darse para un alto el fuego duradero?
El soldado secuestrado por Hamas, Gilad Shalit, deberá ser devuelto a la Cruz Roja o a funcionarios de las Naciones Unidas para que sea entregado inmediatamente a Israel. A cambio, todos los milicianos de Hamas arrestados en esta operación podrán ser liberados y que vuelvan a la franja. Además, el lanzamiento de cohetes y el fuego de mortero deberían cesar antes de que los soldados abandonen Gaza y Hamas tendrá que consentir el control israelí de todas las fronteras en la Franja, incluyendo el pasillo Philadelphi. Finalmente, Hamas deberá llegar a acuerdos con Egipto para recibir servicios eléctricos y de combustible a través de Rafah, para exonerar a Israel de esas responsabilidades.
¿Qué efecto va a tener esta operación militar en las futuras elecciones?
Estoy seguro de que la operación militar afectará a las elecciones, aunque no puedo predecir el cómo. Los sondeos reflejan la aprobación general hacia el Gobierno por este esfuerzo para proteger a los ciudadanos israelíes de los ataques de Hamas. Pero creo que este apoyo tiene que ver más con el patriotismo, y que desaparecerá rápidamente cuando la operación militar concluya. Además, dependerá de los términos en los que se dé un alto el fuego. No obstante, creo que, independientemente del resultado, los votantes castigarán al Kadima y a los laboristas por tratar de acabar con los ataques de Hamas sobre el Negev Occidental únicamente en los últimos días de su Gobierno.
Se habla de que la toma de posesión de Obama ha sido determinante para la retirada de las tropas de Gaza. ¿Cómo valora al nuevo presiente de EEUU?
Obama no tiene alternativa. Su posición no tiene que ser necesariamente mala, ya que hay que recordar que el Gobierno norteamericano es mucho más que su presidente, y tanto el Congreso como el Senado han sido siempre proisraelíes. Creo que Obama mantendrá la fuerte relación que existe entre Israel y EEUU. Existe un interés común.
¿Cuál es su programa para solucionar el conflicto con los palestinos?
En primer lugar, no creemos que éste sea un conflicto nacional. La lucha aquí es cultural y racial, entre judíos y musulmanes. No se puede llegar a una solución a través de la cesión de territorios o de autonomía. Abogamos por volver a la raíz, al plan de 1947, que se basaba en la implantación de líneas demográficas. Por eso, estaríamos dispuestos a que los árabes dispongan de autodeterminación en las zonas más pobladas por su comunidad, incluso si éstas cruzan la línea verde. A cambio, Israel se quedaría con los asentamientos dentro de Cisjordania, como Ariel. Aquellos pueblos que están cerca de territorio palestino y tienen mayoría de ciudadanos árabes podrían pasar a estar bajo la Autoridad Nacional Palestina. Por el contrario, los árabes que tienen pasaporte israelí pero que nunca lo han querido, deberán abandonar Israel. Si aceptan el servicio militar y las leyes que tiene este país estaremos contentos de tenerlos como ciudadanos.Alberto PRADILLA-Beñat ZALDUA