Cafeína, ginseng, guaraná... seguro que les suenan estos estimulantes habituales en algunos de los productos de consumo. Pero si les hablan del kamut, del goji, de la estevia o del chimichurri, es igualmente seguro que les sonará mucho menos. Forman parte de las nuevas tendencias en alimentación que nos empezará a deparar este 2009, un mercado orientado hacia los alimentos saludables, pero también hacia la belleza o los productos de calidad y pureza.

Ahí está el enorme auge del té verde, como producto funcional de moda, o los antioxidantes, o los prebióticos, o la «milagrosa» fibra dietética. Pero, ¿qué será lo próximo? El Instituto vasco Azti-Tecnalia ha elaborado un repaso de las tendencias que nos vienen en ingredientes y sabores y que pronto nos empezarán a sonar.

Una de esas novedades son las llamadas «superfrutas», como los arándanos o la granada, pero también otras emergentes como goji y el açaí, procedentes del Amazonas y que aportan un alto contenido en nutrientes y antioxidantes. Se han hecho un hueco entre las bebidas, pero pronto lo harán entre los snacks, barritas energéticas o ensaladas.

El baobab, novedoso antioxidante

Otro interés creciente es el referido a cereales que en la antigüedad tuvieron mucha importancia en la alimentación y que ahora están siendo redescubiertos. Hablamos del mijo, de la quinoa sudamericana -ingrediente de moda y cada vez más presente en el sector de panadería-, o del kimut; a ellos, se sumará una semilla llamada chía, de origen azteca, cuyo aceite es muy rico en omega-3, viotaminas, fibras o minerales.

En el insaciable terreno de la alimentación y belleza los nuevos ingredientes que llaman a la puerta no serán pocos. Cuidado de la piel y antienvejecimiento son dos reclamos a cuyos pies están cediendo muchos consumidores. Ahí está la popularidad del famoso omega-3, que vela por la salud del corazón, la mente y la vista.

Pero pronto oiremos hablar del baobab, ese árbol emblemático de Madagascar y cuyo fruto seco ha recibido a finales de 2008 el visto bueno para ser empleado como alimento antioxidante.

Sin embargo, estos potenciales retardadores del envejecimiento empiezan a conocer una nueva gama de productos, la de aquellos que llevan incorporados ingredientes que hasta ahora eran más habituales en el mundo de la cosmética, como son el colágeno, el ácido hialurónico o la coenzima Q10. Un ejemplo de ello es el lanzamiento de un producto diseñado en Japón para añadir al arroz, dirigido a mujeres de más de 55 años y que contiene colágeno y ceramida para el cuidado e hidratación de la piel, o un chocolate especial, rico en antioxidantes para la limpieza de la piel y el acné.

Un sector al alza que, sin embargo, no se libra de las suspicacias. Hace sólo unos días se tuvo noticia de que un científico de Harvard, David Sinclair, padre de una bebida antievejecimiento que promete en sus anuncios rejuvenecer hasta 25 años, anunció que se desvinculaba del producto y la compañía que lo vende, tras sólo seis meses de colaboración.

Mercados, en cualquier caso, que van en aumento como el de la demanda de productos que tienen que ver con la saciedad o el control del peso, a modo de los elaborados a base de aceites vegetales de palma y avena, que retrasan esa sensación de apetito. Ahí están el quitosano o la carnitina, nuevos ingredientes que ayudan a quemar grasa.

Pero acompañando a estas incipientes sustancias, llegarán también nuevos y singulares sabores como el antes citado chimichurri, una salsa típica de Sudamérica que acompaña a los asados y pescados. Pero también nos comenzarán a sonar los sabores a lavanda, a cactus, a caqui, a carambola, a la suave y picante masala india o la famosa salsa picante africana Peri Peri.

Novedades en ingredientes y sabores, pero también en la gastronomía en general. La cita anual con Madrid Fussion, este mes de enero, servirá para mostrar hacia dónde avanza la cocina de restauración. Allí, empezaremos a oír términos como gastrobotánica, gastrobar, farm food, small plates, play food o, incluso, la alta cocina pobre. Y es que quién sabe si en tiempos de crisis, la casquería puede llegar a ser la reina.