La polémica generada en Italia en torno a Eluana Englaro, la mujer que lleva 17 años en coma y a quien su familia quiere desconectar la sonda naso-gástrica que la alimenta y mantiene con vida, subió de tono a raíz de las declaraciones del cardenal arzobispo de Turín, Severino Poletto, quien invocó a la «ley de Dios» e instó a los médicos a objetar.

La presidenta del Piamonte, Mercedes Bresso, que la víspera se ofreció a acoger a Englaro en su región para que uno de sus hospitales la desconecte, recordó que «no vivimos en una república de ayatollah, en la que el derecho religioso se impone sobre el derecho civil».

El Gobierno ha prohibido a todos los centros interrumpir la alimentación de sus pacientes, pero ayer la clínica Quiete de Udine se mostró ayer dispuesta a hacerlo.