20 años desde las conversaciones de Argel
De Argel a 2009, del «resistir es vencer» al «convencer es vencer»
«El que mejor se mueve en el bloqueo es el Estado. Sin embargo, es mucho más débil en escenarios de diálogo y negociación abiertos», subraya el ex secretario general de LAB, Rafa Díez, partícipe en el proceso de Argel, con miras hacia el futuro. El que entonces ejerció de principal interlocutor de ETA, Eugenio Etxebeste, «Antton», apunta a que «hay que pasar de la etapa de `resistir es vencer' a la de `convencer es vencer'».
Gari MUJIKA | DONOSTIA
Hace exactamente veinte años, mediante un comunicado, la organización armada ETA informó a la sociedad vasca de la entrada en vigor de una tregua bilateral acordada con los emisarios españoles, con duración de dos meses, que dio paso al arranque de las conversaciones políticas en el marco de la primera experiencia negociadora de Argel. Dos décadas después de aquel hito, un jalón ineludible para comprender también los posteriores intentos, GARA ha estado con dos partícipes en aquella experiencia. Por un lado, Eugenio Etxebeste, Antton, quien fue el principal interlocutor de ETA, y, por otro, el ex secretario general de LAB, Rafa Díez Usabiaga, que ejerció, entre otros aspectos, de asesor político.
Si bien coinciden en subrayar que Argel supuso la constatación, «para las dos partes», de que el conflicto político que enfrenta a Euskal Herria con los estados español y francés «sólo» será resuelto por la vía del diálogo, la negociación y el acuerdo político, tanto Etxebeste como Díez han intentado ofrecer trazos pedagógicos sobre cómo, a su parecer, se debe interiorizar y abordar «una herramienta política» de esa naturaleza.
Para contextualizar la experiencia de Argel, Etxebeste recuerda que hasta entonces tanto el Estado español como la insurgencia de ETA planteaban la solución del conflicto en base a estrategias político-militares, lo que llevó a un punto de «empate infinito».
Asunción por todas las partes
Es así que Argel supone otra fórmula de resolver conflictos, alternativa a la «victoria por KO», a la vía insurreccional o militar.
«En Argel se empieza a vertebrar y a asumir por todas las partes que este conflicto sólo tiene solución en clave de diálogo y negociación», señala Rafa Díez, a lo que añade que considera que esa constatación «se sigue manteniendo; y por encima de otro tipo de tesis e hipótesis, lo que llevó a las partes a Argel es lo que hoy o mañana tiene que llevarles a un proceso definitivo de resolución».
Antton recuerda, en la retrospectiva político-militar, que ETA llegaba a Argel con «un balance de lucha armada relevante» pero, situándose en el contexto, «también se era consciente de que, en ese terreno puramente militar, los pulsos bélicos eran insostenibles».
«Por tanto, se perfilaba la idea de haber alcanzado topes o límites en el accionar armado y haber entrado en un estadio de neutralización en su aporte de progreso al conjunto de la estrategia político-militar», prosigue Etxebeste, para colocar ahí la experiencia negociadora. Aquello supuso ligar a «un proceso político en marcha» la herramienta del proceso negociador «como vía donde pudieran materializarse los mecanismos de resolución de un contencioso con el Estado y de un conflicto vasco a través del diálogo, la negociación y el acuerdo político».
En la lectura política de la situación, que en sus principales rasgos se mantiene con plena vigencia, ambos señalan que, por un lado, «la llamada transición española, con ese modelo constitucional-autonómico, ha calado en determinados sectores de la sociedad», aunque, por otro, la respuesta que se da desde otros sectores «no puede ser neutralizada por el Estado».
Algo más que un mero intento
A partir de esa constatación y asumiendo la negociación como una herramienta política, Etxebeste y Díez dan mayor dimensión a aquel intento, a aquella definición del posible esqueleto de un proceso, al recordar que en su diseño se llegó a plasmar no sólo lo que sería la mesa de partidos, sino también que debería ser la sociedad vasca la que tuviera que refrendar el acuerdo político final.
Éste fue un planteamiento que no llegó a desarrollarse porque el proceso no avanzó y no se pasó a la fase posterior. Lo que constatan ambos es que en Argel «no había madurez por ninguna de las partes» para que el proceso a desarrollar fuera resolutivo, pero recuerdan que el cimiento construido en el país magrebí ha servido, como se ha visto después a raíz de la propuesta de Anoeta, para nuevos intentos negociadores.
No obstante, el ex secretario general de LAB hace hincapié en señalar cuáles son los beneficios «netos» o, si se quiere, las enseñanzas de Argel. Primero, la evidencia de que el conflicto sólo se solucionará por vía del diálogo; de ahí la importancia que tuvo en aquella ruptura la frase acordada de «solución política negociada» que al final el Gobierno español no pronunció. Segundo, que la izquierda abertzale es un interlocutor insustituible. Tercero, «la importancia que tiene que un proceso de diálogo y negociación tenga instrumentos garantistas». Y cuarto, como se ha podido ver en posteriores intentos, que en el proceso negociador iban a existir dos grandes carriles: el espacio entre ETA y el Estado, y el de los partidos políticos vascos.
Entre los claroscuros a destacar, y preguntados sobre quién fue quien en realidad se sentó en Argel, si el Estado español o el Gobierno del PSOE, Díez trae a colación también la última experiencia negociadora: «Tanto en Argel como en el último intento se demuestra la importancia de que el proceso no esté influenciado por los intereses inmediatos, específicos, del gobierno de turno, sino que responda a una involucración real del Estado para dar pasos sólidos en el mismo». A su juicio, debe estar avalado no solamente por el partido del Gobierno, «sino por estamentos que van a hacer efectivo que ese proceso, con sus lógicos vaivenes y tensiones, pueda llegar a construir un acuerdo democrático definitivo».
Entre los valores «netos» logrados, Etxebeste resalta dos elementos fundamentales, «de principio», para un proceso negociador. El primero, «el reconocimiento de partes». Y el segundo, la creación de «un escenario de distensión mutua», para desactivar o mitigar las políticas de confrontación.
Para el que fuera interlocutor de ETA en Argel, sí falló un tercer elemento, igualmente fundamental: «El respeto a las reglas de la lógica y la coherencia de responsabilidades ante el drama y la gravedad de la situación». Una quiebra que el donostiarra reprocha al Estado español, «primero, al incumplir compromisos trascendentes adquiridos» y, segundo, «al negar el amparo diplomático a la interlocución delegada de ETA, reprimiéndola y sirviéndose de ella como rehenes a canjear».
Es por ello que matiza que, si bien en Argel se dieron «avances significativos de ingeniería negociadora», también se produjeron «involuciones del mismo rango que aún perduran», de un tipo que, según Díez, se ha apreciado también en otras rupturas. Así, recuerda cómo, al igual que en Argel se produjo «una neutralización de la interlocución», en el caso del último intento se consumó una anulación por vías represivas.
Y ahí entra, a su parecer, otra de las cuestiones fundamentales: la estabilidad de las interlocuciones políticas. «Si quitas los cimientos y los arquitectos básicos de un edificio negociador, pues, evidentemente, las problemáticas de todo tipo, objetivas y subjetivas, para abordar la posible reconstrucción del mismo son más complicadas».
«Espacio dialéctico de lucha»
Pero Argel también supuso un cambio de «conceptualización» para la propia izquierda abertzale. De ahí, por ejemplo, la creación de un frente negociador. Ambos inciden en el carácter de herramienta de la negociación: «Es un instrumento para resolver el conflicto político pero, a su vez, es un espacio dialéctico de lucha política donde la izquierda abertzale tiene que extender en la sociedad vasca sus posiciones tanto en los contenidos de un marco democrático como respecto a nuestros objetivos estratégicos». «Una herramienta dinámica, ajustada y acompasada a los ritmos y tiempos que establece la correlación de fuerzas y los avances del proceso político», agrega Etxebeste.
Al respecto, Díez señala que la caracterización del proceso negociador «no ha sido suficientemente desarrollada en praxis real por la izquierda abertzale». A su entender, «en cada oportunidad hemos entendido que otros son los sujetos, que otros son los que van a `cocinar' las soluciones, lo que desactiva la dialéctica posible de la sociedad vasca y de los agentes políticos en todo el intervalo negociador. Ha surgido una concepción estática, de espectador de proceso, más que sujeto de proceso».
La reconstrucción del proceso es otro de los aspectos en el que inciden. Díez afirma que se deben delimitar dos fases: alcanzar «un escenario de mínimos democráticos» en el que las partes se reconozcan y se creen las condiciones de entorno necesarias para activar un proceso; y, la segunda, definir «un marco jurídico democrático» en el que consolidar el acuerdo político resultante, donde todos los proyectos políticos compitan en las mismas condiciones de igualdad y oportunidad.
Sobre la eficacia estratégica
Ante la situación de bloqueo en la que se enfrentan la estrategia asimiladora y la del proceso de liberación de Euskal Herria, Rafa Díez insiste en que tiene que ser la izquierda abertzale la que «imponga el ritmo», en base a iniciativas, cara a una posible reconstrucción del proceso democrático: «Hemos llegado a un punto donde el que mejor se mueve en el bloqueo es el Estado. Sin embargo, es mucho más débil en escenarios de diálogo y negociación abiertos, donde el fondo político del conflicto surge con mayor intensidad».
Etxebeste apostilla que «es fundamental que analicemos a fondo el balance político de unas estrategias que presentan signos evidentes de agotamiento e incapacidad evolutiva. Al único que le interesa alargar el conflicto y evitar vías de solución democráticas es al Estado», subraya antes de lanzar la idea de que hay que pasar «de la etapa de `resistir es vencer' a la etapa de `convencer es vencer'», con dinámicas de mayorías en la senda independentista.
«Y en este camino, el proceso político debe contar con la piedra angular del instrumento negociador, como escenario desde donde mostrar al pueblo vasco, al conjunto de los estados español y francés, y a la comunidad internacional, nuestra voluntad de llevar al terreno político los derechos y las reivindicaciones de Euskal Herria y nuestra vocación de servicio a la resolución democrática del contencioso», concluye el que fuera el principal interlocutor de ETA en la Mesa de Argel.
Los acuerdos entre el Gobierno español y ETA:
Puntos del acuerdo recogidos en el comunicado de ETA del 23 de Enero:
1.- Se acuerda la formación de una Mesa de Conversaciones Políticas con el objetivo de iniciar un debate y un diálogo en torno a las diferentes cuestiones que enmarcan el proceso de enfrentamiento existente.
2.- Se acuerda la elaboración de un calendario común de trabajo a establecer en la primera reunión de la Mesa a celebrarse con fecha ya determinada.
3.- Se acuerda la elaboración de un contenido de trabajo a establecer mutuamente en consonancia con el calendario de trabajo antes mencionado y los sucesivos órdenes del día que se vayan marcando. Por parte de ETA, se ha entregado ya un programa político global de debate.
4.- Se acuerda la figura de interlocutores y asesores en función de la evaluación que se establezca en cada orden del día. En principio se acuerda para la primera reunión de la Mesa la continuidad de ambas representaciones actuantes.
5.- Se acuerda como lugar de conversaciones, Argelia.
6.- Se acuerda la participación del Gobierno de Argelia como mediador y moderador tanto del proceso de conversaciones como de los compromisos mutuos que se vayan derivando de las mismas.
7.- Se acuerda dar a conocer periódicamente de manera pública el desarrollo de la Mesa de Conversaciones en función del alcance, interés y los progresos de las mismas.
8.- Se acuerda la creación de un periodo de distensión en el enfrentamiento, que propicie el marco de diálogo asumido por ambas partes. En este sentido, ETA se compromete a respetar una tregua de la acción armada en todo el territorio del Estado español durante el periodo comprendido entre el día de hoy, 23 de enero de 1989, hasta las 24.00 horas de la jornada de Aberri Eguna, día 26 de marzo de 1989, fecha de conmemoración histórica y de lucha por las reivindicaciones nacionales vascas. Este compromiso de tregua no comprende el caso del recurso a la contestación armada fruto de enfrentamientos fortuitos o provocados. De igual manera este compromiso de tregua queda sujeto a los acuerdos especificados en el conjunto de la decisión.
9.- Se acuerda por ambas partes la comunicación pública del encuentro y de su resultado con fecha 23 de enero de 1989, coincidiendo con la finalización de nuestra unilateral tregua de 15 días.
Puntos del acuerdo que debía dar paso a la segunda fase de las conversaciones políticas abiertas en Argel, ofrecidos por ETA en el comunicado hecho público el 27 de Marzo
1.- Se acuerda el establecimiento de una segunda fase en el desarrollo de las actuales conversaciones políticas, lo que supone un nivel superior en el debate y en avance cualitativo en la búsqueda de una solución negociada al actual proceso de enfrentamiento.
2.- Se acuerda para la primera reunión la elaboración de un calendario de trabajo en orden al tratamiento de los temas concretos ya abordados durante la primera fase de las Conversaciones Políticas.
3.- Se acuerda la conveniencia de reforzar la presencia de interlocutores del Gobierno español-PSOE y de la organización ETA. En lo que a nuestra organización concierne, este acuerdo se materializará con la incorporación sin condiciones y en el plazo máximo de un mes de José Antonio Urrutikoetxea, Iosu, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi, e Isidro Garalde, Mamarru, a esta Mesa de Conversaciones Políticas. De igual manera se determina la consolidación del grupo de asesores respectivos.
4.- Se acuerda, en la línea de avance y profundización política sustentadora de esta nueva fase, la conformación, en un breve período de tiempo, y en el marco de las actuales Conversaciones Políticas, de una mesa complementaria de debate y diálogo, compuesta por la representación de las opciones políticas que reivindican ambas delegaciones actuantes. Sucesivamente, y a lo largo del proceso de negociación, se irán perfilando los mecanismos de intervención del resto de representaciones políticas. En todo caso sería el Pueblo Vasco quien sancionaría la anhelada solución política negociada.
5.- Se acuerda la ratificación de Argel como lugar para la prosecución de las Conversaciones y la participación del Gobierno de Argelia como observador y mediador, tanto de estas Conversaciones como de los compromisos mutuos que se vayan derivando de las mismas. En este sentido, la organización ETA manifiesta públicamente el reconocimiento a las autoridades de la República Democrática y Popular de Argelia por la labor desempeñada hasta el presente.
6.- Se acuerda la ratificación del principio de dar a conocer de manera pública al Pueblo Vasco, a las Nacionalidades y al Conjunto del Estado español y a la Comunidad Internacional, el desarrollo de la Mesa de Conversaciones Políticas en función del alcance e interés y/o progreso de las mismas. Igualmente la organización ETA se reserva el derecho de informar particularmente, si así lo considera oportuno, a las instancias y sectores de incidencia social y política de las cuatro regiones de Euskadi Sur.
7.- Se acuerda la renovación de un período de distensión mutuo que siga propiciando el marco de diálogo asumido por ambas partes. En este sentido ETA se compromete a respetar una tregua de su acción armada en todo el territorio del Estado español durante el periodo comprendido entre el día de hoy 27 de marzo hasta las 24 horas del día 24 de junio del presente año. Este compromiso de tregua no comprende el caso del recurso a la contestación armada fruto de enfrentamientos fortuitos o provocados. De igual manera, este compromiso de tregua queda sujeto a los acuerdos especificados en el conjunto de la decisión.
8.- Se acuerda por ambas partes la comunicación pública del encuentro y de su resultado con fecha 27 de marzo de 1989, coincidiendo con la finalización del período de distensión mutuo acordado el pasado 23 de enero.
Extracto de la declaración del Gobierno español, efectuada por José Luis Corcuera el 28 de Marzo:
«En este contexto, el Gobierno considera positivos los resultados del proceso de conversaciones políticas llevadas a cabo en Argel entre sus representantes y los de ETA, proceso que ha hecho posible la generación de un clima de distensión y la apertura de una expectativa de solución del problema.
Asimismo, y en el marco de los principios del Estado de Derecho y de los acuerdos de los partidos políticos, es intención del Gobierno continuar una nueva fase de conversaciones que permita alcanzar una solución acordada y definitiva».
Texto que, según lo pactado, tenía que haber hecho público el Gobierno español para confirmar los acuerdos y la siguiente fase del proceso de negociación. El texto vio la luz en el comunicado de ETA hecho público el 29 de Marzo para denunciar el incumplimiento del Gobierno, que conduciría a la ruptura del proceso:
«El Gobierno encuentra positivo los resultados obtenidos hasta ahora en el proceso de Conversaciones Políticas que se desarrollan en Argel entre sus representantes y los interlocutores de la organización ETA. Este diálogo ha posibilitado la generación de una etapa de distensión y la apertura de expectativas para la resolución de este problema.
En el marco de los principios democráticos y de los partidos políticos, es intención del Gobierno dar paso a una nueva fase de las Conversaciones en curso que posibilite el mantenimiento de la actual distensión y desemboque en una solución política negociada».
La revista del FLN argelino, en abril, critica a Madrid por cambiar la frase acordada. Señala que «`una solución definitiva de común acuerdo' no quiere decir negociación oficial, y no limita, en absoluto, las conversaciones con la organización ETA». Sin embargo, el Gobierno argelino sucumbió a la presión y expulsará a los vascos.