Defensa personal
«El gran Stan, el matón de la prisión»
M. I. | DONOSTIA
El mediocre humorista Rob Schneider aseguraba en unas recientes declaraciones que va a dejar definitivamente sus comedias tontas, para tratar de seguir la estela de otros actores cómicos que se han ha pasado al drama con éxito. En su caso debe ser porque se ha dado cuenta de que no tiene ninguna gracia, y de que el público que va a ver sus películas ríe por no llorar. De momento, sigue con sus gamberradas habituales en «El gran Stan», divertimento solamente soportable por la presencia de los veteranos secundarios David Carradine y M. Emmett Walsh. El primero recupera su conocida caracterización televisiva de la serie «Kung-Fu», como el maestro en artes marciales que enseña en la cárcel al protagonista a defenderse de los otros peligrosos reclusos. El segundo es el inepto abogado, que no consigue sacar a su defendido de prisión, un corrupto hombre de negocios inmobiliarios que no está preparado para la supervivencia entre rejas, menos aún en compañía de violentos delincuentes que no soportan sus maneras de nuevo rico, al que no le falta ni la consabida mansión ni una mujer florero.