Maite SOROA | msoroa@gara.net
El raca-raca de los 200.000
Tengo entendido que en tiempos de Franco se explicaban las consecuencias de una desastrosa política hidrológica con la referencia a la pertinaz sequía. Y habrá que convenir que en las filas del nacionalismo español la pertinacia es seña de identidad.
Ahora les ha dado por repetir que en la CAV el censo está falseado y que nada menos que doscientas mil personas han huido por miedo a ETA. A alguien se le ocurrió el argumento en una oficina siniestra y no faltan loritos que lo repitan.
Ayer le tocó a Edurne Uriarte, en «Abc», que se quejaba de que «pueden votar en las elecciones autonómicas los emigrantes, pero no pueden hacerlo los exiliados. Me refiero a los vascos, claro. Que son exiliados en todo el sentido del concepto, es decir, expulsados de un territorio. No de su patria, es cierto, puesto que siguen viviendo en España. Pero sí de una entidad política en la que ejercían el derecho al voto y en la que ya no pueden ejercerla porque han sido expulsados por el terrorismo y por el nacionalismo». A ver si nos aclaramos: si siguen en su patria... no serán exiliados, digo yo (y el diccionario de la RAE).
Ahora viene el dato falaz: «Los expulsados vascos, entre 160.000 y 200.000 en los últimos diez años, calcula el Foro de Ermua, no van a decidir nada en las elecciones vascas. Que es precisamente lo que ha pretendido ETA desde que existe. Y lo que ha pretendido el nacionalismo, el lado menos analizado de este impresionante exilio. Se ha tratado y se trata de que los no adeptos al nacionalismo abandonen el lugar y el control del territorio quede en manos nacionalistas para siempre. Lo que ETA ha hecho con el uso del terror y el nacionalismo mediante todo tipo de estrategias de presión, las tropelías con el euskera en el ámbito educativo y en el empleo público, por ejemplo». Lo escribimos hace unos días: si el 10 por ciento del censo se ha marchado por miedo a ETA, en Bilbo serían unos 45.000; 1.600 en Bergara; 18.000 en Donostia... Hagan sus propias cuentas.
Pero Uriarte, aunque pertinaz, no parece ilusa y advierte de que el PSOE no querrá modificar la legislación como pide el Foro Ermua, pues «hacerlo significa enfrentarse a los nacionalistas que se van a oponer furibundamente. Y no hacerlo, negar la realidad del exilio político vasco». Seguirán con el raca-raca. Ya lo verán.