Familiares de presos han visto incrementada la presión policial que sufren semana a semana
GARA |
Los 44 familiares que regresaban el sábado desde Andalucía tras visitar a presos políticos se toparon en Mérida (Extremadura) con un «gran control preparado especialmente para nosotros». Según indicaron a GARA, ésta no es más que una muestra de la «presión» que padecen y que estas últimas semanas han visto incrementada. Les han pinchado las ruedas, se han encontrado con controles, también tienen que sufrir presiones en las mismas garitas de las prisiones...
Tal como narró a este diario una de las familiares, el sábado por la noche, cuando regresaban en autobús después de cenar en un restaurante ubicadao entre Sevilla y Mérida, se encontraron con un control de la Guardia Civil. Los agentes del instituto armado preguntaron al conductor de dónde éran. «De San Sebastián», fue la respuesta. «Muy lejos. Aparque», prosiguió el uniformado. Les dijeron que se trataba de un control rutinario, pero a continuación hicieron bajar a los 44 viajeros, entre ellos niños y personas de edad.
«Metieron a un perro para que oliera bien todo; luego a otro», recuerda la testigo. Luego les dejaron subir a las niñas y niños. A los demás les fueron pidiendo el carnet, de cuatro en cuatro, y apuntaron los datos en un bloc, «sobretodo los de los chicos jóvenes».
«El que hacía de jefe dijo que los más mayores podían subir. Entonces, realizaron una cosa que nos pareció bastante curiosa: eligieron a los jóvenes, especialmente chicos, y les ordenaron que pusieran el dedo índice encima de una máquina, primero el derecho y luego el izquierdo. Nos tuvieron allí durante tres cuartos de hora. Sólo nos pararon a nosotros. También metieron perros en el maletero», continúa la allegada con su relato. Finalmente, los dejaron marchar. «Perdonen las molestias. Pueden seguir», fue la despedida.
Otros familiares sufrieron un percance parecido la semana anterior y, para evitarlo de nuevo, en esta ocasión cogieron una ruta distinta.
El miedo de los pequeños
La familiar que relató los hechos indicó que «con semejante espectáculo» que montaron los agentes de la Guardia Civil, en un paraje entre montañas, en medio de la noche, algunas niñas y niños llegaron a pasar auténtico miedo. «Es un ejemplo de la sistemática presión que sufrimos los familiares todas las semanas y que en las últimas visitas se ha incrementado mucho. El otro día nos pincharon tres ruedas al lado de un hotel», recordó.