Familiares piden la identificación de los cuerpos tras el relato del narco Meza
GARA |
Familiares de personas desaparecidas en México han reclamado a las autoridades mexicanas que desentierren las fosas comunes e identifiquen los restos humanos después de que un presunto miembro de una banda de narcotraficantes confesara que había disuelto los cuerpos de 300 víctimas con productos químicos corrosivos.
Santiago Meza, conocido como «El pozolero del Teo», admitió tras su arresto el pasado jueves que se deshizo de cientos de cuerpos en los últimos años para una facción del cártel de Arellano Félix con base en la ciudad fronteriza de Tijuana.
Su detención y posteriores declaraciones provocaron que docenas de familias acudieran en busca de noticias sobre sus seres queridos desaparecidos. La oficina del fiscal del Estado dijo que estaba investigando más de 450 casos de personas desaparecidas en los últimos ocho años.
«Tenemos la esperanza de que algunas de las víctimas sean nuestros familiares. Estaré en paz cuando sepa dónde está el cuerpo de mi hijo», exclamó Fernando Oseguera en rueda de prensa. Su hijo desapareció en 2007.
Meza confesó haber disuelto los cuerpos de las víctimas en grandes barriles de sosa cáustica y haber volcado los restos en fosas.
La mayoría de ellos se cree que murieron por disputas entre familias de la droga, pero muchas otras víctimas no estaban relacionados con el comercio de droga y fueron secuestradas para exigir un rescate, declararon fuentes policiales.
Meza, de 45 años, afirmó que el cártel le pagaba 600 dólares a la semana por matar.
El año pasado, más de 5.700 personas perdieron la vida por temas relacionados con la droga en México, cerca del doble con respecto a 2007.
Los narcotraficantes están envueltos habitualmente con secuestros que se dirigen a cualquiera, desde hombres de negocios hasta personas corrientes.