Los 75 candidatos y nueve suplentes de las listas de Askatasuna habrán de llevar en los próximos días una vida monacal. Deberán huir de herriko tabernas y romper lazos con familiares y amistades de la izquierda abertzale. La única manifestación a la que pueden acudir es a la que para el sábado ha convocado Gesto por la Paz, pero habrán al tiempo de cuidar de no ser demasiado consecuentes con las enseñanzas antiimperialistas de Gandhi. El Gran Hermano les está observando con lupa. A favor de su higiene democrática puntuará tomar una cañita en alguna Casa del Pueblo, preferiblemente si tiene tradición y por allí pasó en su día Ricardo García Damborenea o cualquiera de sus cómplices en la creación del GAL. Deben recordar que los demócratas no son violentos, por lo que deberían aprovechar alguna ocasión -quizá una conversación telefónica privada- para dejar bien claro que la tortura no existe, y si existiera algún caso aislado a buen seguro el Estado de Derecho tomará medidas para depurarlo. Estos consejos no son útiles únicamente para candidatos y candidatas. Cualquier independentista debiera tenerlos en consideración porque cientos de agentes policiales dedican toda su jornada laboral a rastrear contactos, llamadas, reuniones y cualquier tipo de actividad política para engrosar sus archivos.

Y si importante es la capacidad del Gran Hermano para acumular hasta la más íntima información sobre sus objetivos, no lo es menos la facilidad con la que logra intoxicar a la ciudadanía y extender como una mancha de aceite su contaminada concepción de la democracia. Pongamos un ejemplo y que cada lector o lectora evalúe si lo dicho es o no cierto: A estas alturas ya hemos aceptado que la candidatura de D3M va a ser ilegalizada por lo que la incógnita -si existiera alguna rendija para la duda- es saber qué va a pasar con Askatasuna. Y puede que ahí hasta se crucen apuestas. Si es así, el Gran Hermano ha impuesto su lógica. Porque cabe recordar que D3M es una agrupación de electores que, todos ellos, tienen sus derechos intactos, y ni siquiera en el auto con el que Baltasar Garzón ha enviado a prisión a ocho independentistas se encuentra prueba alguna de que ni ETA ni ningún partido ilegalizado haya dado orden para su creación. Por lo tanto, la cuestión no está en ver si Askatasuna pasa o no, sino en que D3M es tan limpia o sucia como PNV, PSE, PP, EA... No conviene olvidarlo.