Referéndum constitucional en las islas Feroe
«No hay duda de que la soberanía no sólo es posible sino también necesaria»
Sjurdur Skaale
Partido republicano de islas Feroe
Las Islas Feroe –ubicadas en el Atlántico Norte, entre Escocia e Islandia– continúan bajo administración de Dinamarca, aunque gran parte de su ciudadanía aspira a lograr la independencia, como explica Sjurdur Skaale, dirigente del Partido Republicano feroés, ex diputado en Copenhague y conocedor de primera mano de la situación de Euskal Herria.
Gorka ELEJABARRIETA | BRUSELAS
En el año 2010 se va a realizar un referéndum en las Islas Feroe. ¿Qué se va a decidir?
Durante casi una década todos los partidos en el Parlamento feroés han elaborado una constitución propia. Este trabajo comenzó en 1999, cuando existían planes concretos para establecer un estado independiente. Aunque esta iniciativa no tuvo éxito, existe todavía una creencia generalizada de que necesitamos una constitución.
La Constitución garantiza a los ciudadanos feroeses derechos inalienables, organiza el sistema político y prevalece sobre el resto de leyes. No establece un estado, pero deja claro que el pueblo feroés tiene el derecho a la autodeterminación y que puede hacer uso de este derecho cuando lo crea conveniente.
¿Ve usted algún paralelismo entre el referéndum que se llevará a cabo en el 2010 y el de 1946, en el que la mayoría de los feroeses optó por la independencia?
El referéndum de 1946 fue sobre la independencia, pero fue anulado por el Gobierno danés, con importante ayuda de los unionistas feroeses. Éste será un referéndum sobre una constitución que clarifique que, cuando el pueblo desee decidir sobre su independencia, esta decisión sólo pueda ser tomada por el pueblo feroés. Los independentistas vemos este referéndum como un importante paso hacia la independencia; los unionistas, no.
¿Cómo son las relaciones entre las Islas Feroe y Groenlandia? ¿Qué ha supuesto para los feroeses el último referéndum llevado a cabo en Groenlandia?
Las relaciones son buenas. Por ejemplo, muchos feroeses trabajan en la flota pesquera groenlandesa. Pero Groenlandia y las Islas Feroe son dos países muy diferentes. Las únicas cosas que tenemos en común es que ambos estamos bajo la soberanía danesa y que en los dos países hay una población de alrededor de 50.000 habitantes. Groenlandia ha sido muy modernizada recientemente, y está mucho más colonizada por Dinamarca a nivel administrativo, cultural y económico.
El referéndum en Groenlandia no ha tenido importancia para los feroeses. Otorga a Groenlandia una serie de derechos que nosotros ya poseemos.
En enero de 2008 el Partido Republicano ganó las elecciones y formó parte del Gobierno feroés junto con los socialdemócratas y el partido de centro durante siete meses. ¿Por qué se produjo la ruptura?
Siento decir que, después de siete meses, el Partido Republicano tuvo que abandonar el Gobierno de nuevo, sobre todo, debido a los desacuerdos con los socialdemócratas en torno al tema del «block grant»: las Islas Feroe reciben dinero del Gobierno danés; nosotros vemos este dinero como algo que Dinamarca utiliza para comprar lealtad y queremos reducirlo hasta que desaparezca. Existía un acuerdo para reducirlo considerablemente, pero la gente del Partido Social Demócrata estaba fuertemente en contra.
Usted ha sido diputado en el Parlamento danés ¿Cómo son las relaciones del Gobierno feroés con el danés?
Las relaciones entre los dos gobiernos dependen de quién esté en el gobierno en las Islas Feroe. El Gobierno danés es, por razones obvias, muy hostil hacia mi partido. Pero a nivel personal las relaciones son buenas. Fui bien recibido y bien tratado en el Parlamento danés. Nunca nadie me atacó o criticó por realizar el trabajo para el que fui elegido. Debo decir que respeto la cultura política de Dinamarca, por ser tolerante y abierta.
También creo que cuando tengamos una clara y duradera mayoría a favor de la independencia, nuestro deseo será respetado por Dinamarca, aun y cuando están completamente en contra de esta posibilidad. Dinamarca, por supuesto, tiene claros intereses en mantener las Islas Feroe bajo su soberanía, y trata de conseguirlos mediante medios políticos y económicos. Pero cuando se refiere a la política hacia las naciones sin estado, Dinamarca no puede ser comparada a Rusia o Indonesia, ni a Francia o España.
Tras las últimas elecciones se creó el Ministerio de Asuntos Exteriores feroés. ¿Qué ha supuesto esta decisión?
En muchas cuestiones de la política exterior, Dinamarca no tiene los mismos intereses que nosotros. Y el hecho de que Dinamarca sea miembro de la UE mientras nosotros no lo somos crea problemas obvios. Por ello, debemos fortalecer nuestro propio perfil exterior.
El Ministerio fue establecido por mi partido. Nosotros lo vemos también como una forma de prepararnos y educarnos para el día en que logremos un estado soberano. La experiencia hasta ahora muestra muy claramente que es extremadamente difícil establecer tu propia política exterior cuando no eres un estado, pero en algunas cuestiones importantes hemos tenido éxito y estoy seguro de que el Ministerio crecerá en cuanto a volumen de trabajo y fuerza.
En 2003 usted integró una delegación feroés-danesa que acudió a la sede de la ONU. ¿Cuál fue el objetivo de la visita?
Yo estaba editando un libro sobre nuestro derecho a la autodeterminación y el objetivo era hablar con gente de la ONU sobre el tema. Tuvimos buenas reuniones con miembros destacados de la ONU y conseguimos información provechosa.
¿Qué opina la comunidad internacional sobre la independencia de las Islas Feroe? ¿Ha jugado la comunidad internacional algún papel en las relaciones de las Islas Feroe con Dinamarca?
No hay duda de que muchos países son hostiles a la idea de conceder soberanía y pertenencia a las Naciones Unidas a países pequeños como las Islas Feroes. Pero algunos, sobre todo nuestros buenos amigos en Islandia, son muy receptivos a esta idea. Y los países EFTA (Asociación Europea de Comercio Justo) -Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein- han declarado públicamente que están deseando aceptarnos como miembros de la EFTA el día que consigamos nuestra independencia. Desconocemos el rol de la comunidad internacional en nuestras relaciones con Dinamarca, pero existen pruebas evidentes que muestran que Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial y durante los primeros años de la guerra fría, deseaba que Dinamarca mantuviese la soberanía.
¿Cuál es el estatus de las islas en la Unión Europea?
Cuando en 1973 Dinamarca entró en la UE (entonces CEE), a los feroeses se nos preguntó si queríamos seguir el camino de Dinamarca. El Parlamento feroés decidió mantenerse fuera. Esta decisión se tomó, sobre todo, por que queríamos mantener el control de nuestras propias áreas de pesca. Groenlandia entró con Dinamarca, pero dejó la Unión en 1985, también porque querían controlar sus caladeros.
Desean que las Islas Feroe sean miembro de la UE una vez sean independientes. ¿Por qué?
Mi partido y la mayoría política, está contra la incorporación a la UE mientras no seamos un estado soberano. Unirnos a la UE como parte de Dinamarca sería un paso atrás importante para el proceso independentista. Cuando consigamos la independencia, las cosas habrán cambiado. No nos oponemos totalmente a esta posibilidad, pero dependerá de lo que podamos lograr en una negociación con la UE. También dependerá de cuál sea la posición de Noruega e Islandia. Si éstos deciden incorporarse, nos resultará muy difícil mantenernos fuera. Nos quedaríamos muy aislados y, probablemente, tendríamos dificultades para acceder a mercados europeos. La incorporación a la UE como estado soberano es, por tanto, una opción para el futuro.
¿Permite Dinamarca a las Islas Feroe participar en el Consejo Nórdico?
Las Islas Feroe tienen dos parlamentarios en el Consejo Nórdico y nuestro gobierno participa en las grandes reuniones generales, pero no somos miembros completos. Podemos hablar y participar en todas las actividades, pero formalmente sólo los cinco estados son miembros completos: Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia. En el Consejo Nórdico existe un gran apoyo a nuestro deseo de convertirnos en miembros completos. Dinamarca no trabaja contra nosotros en esta materia.
¿Sigue siendo objetivo del Partido Republicano la independencia?
Sí. Consideramos la independencia como muy importante para el desarrollo de nuestro país y para que sea capaz de defender sus propios intereses en la comunidad internacional.
¿Nos encontramos cerca de la independencia de las Islas Feroe?
Es difícil de decir. En el corazón de la mayoría existe un fuerte deseo para que esto ocurra. Es la economía lo que hace a muchos echarse para atrás. Mirando a la historia y al debate actual, yo personalmente no creo que consigamos la independencia en los próximos ocho años. Pero estoy seguro de que vamos en la buena dirección.
Con una población de menos de 50.000 habitantes, ¿consideran que están en condiciones de alcanzar la soberanía política y económica?
Internamente tenemos soberanía política; muy pocas cuestiones se deciden en Dinamarca. No controlamos la política internacional, pero nos estamos volviendo cada vez más activos. Económicamente estamos cerca también: en este momento recibimos alrededor del 10-12% de nuestro PIB de Dinamarca en calidad de subsidios. Pero no hay duda de que la soberanía nos abrirá muchas puertas al crecimiento económico que hoy están cerradas. En opinión de mi partido, no hay ninguna duda de que la soberanía no es sólo posible, la soberanía es necesaria. Mirando a países como Liechtenstein, Luxemburgo, Andorra, Malta... está claro que el tamaño no es un problema.
Por otro lado, usted fue observador del Acuerdo Democrático de Base durante el fallido proceso de paz en Euskal Herria. ¿Qué recalcaría de aquella experiencia, y qué opina de la situación actual?
Tener la posibilidad de seguir el proceso para intentar establecer el Acuerdo Democrático de Base resultó una experiencia excitante. La gente que conocí estaba muy concienciada con la idea de establecer una paz duradera. Eran sinceros y libres de prejuicios, y también muy conscientes de las dificultades. Realmente tuve la impresión de que éste era un proceso que podía incluir a todas las partes, o al menos a la inmensa mayoría, del espectro político alrededor de un acuerdo sobre unas normas básicas y unos derechos básicos, que todo el mundo, o casi todo el mundo, podría aceptar, no importando la posición de cada uno en el debate sobre autonomía o independencia. Por ello sólo puedo decir que fue una experiencia positiva. Pero tan positiva resultó la experiencia, como frustrante y desesperante fue cuando supe que el proceso se había roto.
Es difícil decir lo que opino de la situación actual, porque todo lo que sé lo sé por los medios de comunicación, y cuando fui observador del proceso de paz aprendí que la imagen que los medios trasmiten no es la real.
Me dolió mucho que el proceso hubiese terminado, especialmente cuando he ido conociendo el trágico destino de algunas de las buenas personas que conocí. Estas personas me enseñaron mucho sobre la naturaleza del verdadero idealismo. Como respondió una mujer que conocí entonces cuando le pregunté por qué continuaba el trabajo político a sabiendas de los riesgos que éste le podía traer: «O vives de la manera que piensas o piensas de la manera que vives. Sé que el precio a pagar por seguir el primer caso puede ser alto, pero el precio por seguir el segundo es todavía más alto».