Helen Groome Geógrafa
El turno de Obama
El estudio de la Universidad de Missouri establece claramente que hay variedades convencionales de soja cuyos costes de producción son menores que la soja transgénica aun cuando la igualan en rendimientos
Como otras tantas personas, tengo una lista de temas con que medir las repercusiones reales de la elección de Obama. En ella figura, ¡qué sorpresa!, su actitud hacia los transgénicos, y la verdad es que no empieza bien. Ha declarado que «los avances en la ingeniería genética han dado enormes beneficios a agricultores norteamericanos», y ha nombrado al protransgénico Vilsack secretario de Agricultura. Pero me niego a que me quiten mi optimismo y quiero pensar que la realidad de la mayoría de las personas que viven en el mundo, y no solamente la realidad de una poderosa minoría, influirá más en Obama que en Bush. Le doy únicamente eso, el beneficio de la duda.
¿Resultados como los de un estudio de la Universidad de Missouri harán que Obama reconsidere la política protransgénica de los EEUU? Desde luego, el estudio da la razón a las organizaciones que llevan dos décadas advirtiendo de los riesgos potencia- les de los cultivos transgénicos al demostrar que dichos riesgos son, de hecho, reales.
El estudio establece claramente que hay variedades convencionales de soja cuyos costes de producción son menores que la soja transgénica aun cuando la igualan en rendimientos. Monsanto modificó genéticamente soja para tolerar su herbicida (Roundup) para garantizar ventas de semillas y producto químico. Pero la avaricia puede, y el precio del Roundup se ha multiplicado por tres, hecho que influye directamente en la rentabilidad de la soja transgénica. Uno de los riesgos de depender de una sola empresa ha quedado probado.
A la vez, el informe de la Universidad indica que hay agricultores y agricultoras que ya añaden un herbicida convencional al Roundup para controlar las «malas» hierbas que aparecen en el cultivo de la soja debido a que algunas de esas ya han incorporado la misma tolerancia al Roundup que el cultivo, bien por contaminación transgénica bien por dinámicas evolutivas, otro riesgo advertido hace tiempo. ¿Para qué sembrar soja Roundup Ready si ni siquiera es eficaz su modificación genética?
Igualmente, al estar patentada su soja Roundup Ready, Monsanto impuso a las personas que la siembran una renuncia a guardar semilla de sus cosechas para la siguiente siembra. Cada saco de semilla cuesta alrededor de 40 dólares (32 euros), cuando históricamente los agricultores y agricultoras guardaban semilla de soja y así ahorraban mucho dinero. El riesgo económico del patentado de semillas también ha sido ampliamente denunciado y es otro motivo por el que ahora agricultores y agricultoras vuelven a variedades convencionales, ya que de éstas pueden guardar semilla... y dinero.
Por último, hay empresas que ofrecen primas al sector para comprar su cosecha de soja no transgénica debido a la alta demanda de la misma en terceros países. La prima es hasta un dólar más que el precio de la soja marcado en el mercado de Chicago, algo que también motivó una vuelta a la soja convencional.
¿Reaccionará Obama o trucará el mercado al gusto de las empresas de ingeniería genética, como hizo Bush?