La Sierra de Urbasa, la unión de los puertos de Lizarraga y Portugañe
En este tramo disfrutaremos de una magnífica balconada sobre el ancho y largo corredor de Sakana-Burunda, por un terreno con apenas desniveles que nos llevarán a superar las cumbres de Baitza y Bargagain. En el recorrido se dejan al paso yacimientos prehistóricos, los restos de la antigua calzada medieval que unía el corazón de la Sakana y las luminosas tierras de Lizarraldea y las ermitas romeras de San Adrián y Santa Marina.
En el alto de Lizarraga situado en la cabecera de la falla de Zunbeltz, una fractura abierta en el corazón de las sierras de Andia y Urbasa iniciaremos el contacto con la meseta de Urbasa. En esta nueva sierra se combinan el en paisaje prados, roquedos y densos hayedos. Se trata de la etapa clave del ya largo rosario iniciado desde la muga del valle aragonés de Anso.
En esta etapa se produce una horquilla con el desdoblamiento de dos itinerarios. Uno, el que sigue los bordes norteños de las sierras de Urbasa, Entzia y Montes de Gasteiz hasta su extremo occidental en Argantzun. El otro, el que sigue por el borde de la falla de Zunbeltz hasta el extremo sur de la sierra de Urbasa para continuar por las sierras de Lokiz, Kodes, Lapoblación y Toloño hasta bajar a la llanada de La Bastida.
El inicio de esta etapa lo encontraremos en el aparcamiento situado en la boca sur del Túnel del puerto de Lizarraga (1.038 m.). Tras pasar una barrera canadiense una pista «todo uno» nos permitirá avanzar en un cómodo paseo por un terreno tapizado de prados, salpicado de espinos blancos y bosquetes de hayas, donde veremos algunas bordas. Salvada la cabecera de la falla de Zunbeltz, desembocaremos en la calzada medieval de Etxarri a Zunbeltz en el cruce de Arrangarte. Dejaremos el desvío de la izda (S.) que pierde altura hacia los rasos de Zalbide y Zunbeltz por Tximua. Por la derecha, sin sobrepasar el hayedo que cubre esta zona, tendremos a la derecha el desvío que conduce en 10 minutos a la ermita de San Adrián, jalonado con mojones.
Una vez en la cresta cimera donde se asienta sobre un peñasco la Ermita de San Adrián (1113 m.), disfrutaremos de la primera de las panorámicas que ofrece esta etapa. Abierta hasta el horizonte de los Pirineos y con un primer plano sobre el diminuto corredor de Sakana-Burunda, tendremos en frente el conjunto de las sierras de Aitzgorri, Alzania y Aralar. Sin necesidad de regresar por la misma senda y con la vista puesta en la cumbre de Baitza, sólo nos restará perder algo de altura en esa dirección hasta retomar la pista de Lizarraga, en el borde del hayedo.
Sin dejar de llanear, cercanos al borde de la sierra, dejaremos a nuestra derecha el portillo de acceso al camino de Lizarraga y más adelante, ya sobre el mismo borde el portillo de Etxarri-Aranatz, por donde pierde altura la calzada por los inclinados flancos boscosos de Baitza. Sin dejar el borde de la sierra, a pocos pasos veremos un dolmen para continuar poco más tarde por un terreno poco arbolado, junto la alambrada de límite hasta ganar la cumbre rocosa de Baitza o Meziza (1183 m.). Amplia y herbosa, la cumbre ofrece una vista en circulo mejor que la que hemos disfrutado de San Adrián.
Desde la cumbre señera de la cornisa norteña de Urbasa, el itinerario continúa perdiendo altura en el mismo componente, sin perder el perfil de la sierra para penetrar en el hayedo, al tiempo que daremos con las características peñas horadadas de Iruaitzeta un bello capricho de la naturaleza. Cercanos a la alambrada finalmente desembocaremos en el llano borde de la sierra, a la altura del portillo del camino de Iturmendi (1.030 m.), 5 minutos antes de alcanzar los vetustos muros de la sobria ermita de Santa Marina. Derruida durante la primera guerra carlista fue más tarde rehabilitada en su forma actual, más parecida a una borda que un edificio dedicado al culto
Sin dejar el componente oeste, se pasa a escasos metros la cumbre de Santa Marina (1068 m.) coronada por un buzón y más adelante el portillo de acceso a Urdiain. Poco después se inicia una constante subida hasta entrar en contacto con el hayedo donde se suaviza, al paso de la cumbre de Balankaleku (1026 m.). La alambrada nos ayudará a mantener la altura en días de niebla, sobre todo cuando el itinerario discurre entre grandes y caprichosas rocas cubiertas de musgos y líquenes, hoyadas, simas...
Finalmente estaremos en la cumbre de Bargagain (1153 m.), coronada por una gran cruz instalada en 1960, un vértice geodésico y un buzón. La vista se abre en círculo, aunque con menor fortuna que las anteriores cumbres visitadas. Sin dejar la alambrada iniciaremos la bajada, pasando a una zona más abierta hasta desembocar en el alto del puerto de Urbasa o Portugañe (880 m.), donde hay un pequeño aparcamiento junto a la carretera de Altsasu-Olazti.